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viernes, 8 de enero de 2010

Matar para vivir


Por Juan Forn

Ese hombre que vemos bajar las escaleras del metro de París obsesionó de tal manera a Roberto Arlt en sus últimos años que mereció cuatro crónicas de las que escribía semanalmente el autor de Los siete locos en el diario El Mundo, a su regreso de la Guerra Civil Española. El hombre en cuestión se llamaba Anatole Deibler, era un discreto vecino del barrio de Auteuil, aficionado a su jardín, al ciclismo, al casamiento de su única hija y a la misa dominical, pero la razón por la cual Arlt escribe repetidamente sobre él es porque Deibler les cortó la cabeza a cuatrocientos condenados a muerte como Verdugo Oficial de Francia.

Hoy es fácil escribir sobre Deibler. Basta googlearlo en Internet y armarse de un poco de paciencia para encontrar hasta fotos de su coqueto petit hotel en Auteuil (en cuyo amplio galpón guardaba, de-sarmadas, las dos guillotinas con que ejecutaba a sus víctimas: una portátil, cuando le tocaba trasladarse a provincias, y otra de mayor tamaño, que usaba para sus asignaciones parisinas), reproducciones facsimilares del diario íntimo compuesto de veintisiete cuadernos donde registró protocolarmente cada ejecución (rematados hace días en París en más de cien mil euros) o la interna familiar que enemistó a su yerno y a un primo político de Deibler en la lucha por quedarse con el puesto de verdugo cuando éste murió en 1939, de un ataque al corazón, en un vagón del metro de París. Arlt no contaba con ninguna de estas facilidades cuando escribía sus crónicas en su escritorio de la redacción de El Mundo, basándose en escuetos cables de cinco o diez renglones y presionado por la hora de cierre. Sin embargo, el Anatole Deibler que construye en esas crónicas contra reloj es más vívido que el descrito por Gérard Jaeger en las trescientas páginas de su libro L’homme qui trancha 400 têtes.

Arlt repara en Deibler por primera vez en 1937, cuando éste se niega a guillotinar a una tal Josephine Mory, condenada a muerte por asesinar a su hija horas después de que ésta diera a luz. El cable que lee sólo informa que Deibler se ampara en su contrato, donde figura explícitamente que no ejecutará a mujeres. El Estado francés no puede hacer cumplir la sentencia porque las únicas dos guillotinas existentes en Francia son propiedad de Deibler y el verdugo suplente es su yerno. Arlt describe con truculencia que la negativa de Deibler se remonta a sus tiempos como asistente de su padre, cuando les tocó ejecutar en días sucesivos a dos mujeres: después de cortarle la cabeza a la segunda, Deibler padre se presentó ante el ministro de Justicia y lo horrorizó poniendo sobre su escritorio la cuchilla “con pedazos de piel y mechones de cabello aún adheridos a ella”. Arlt sabía que, entre los deberes del verdugo, figuraba ser dueño de su propia herramienta y responsable de su transporte, armado y desarmado en el lugar de la ejecución, así como de correr con las gastos de la reparación si se estropeaba. Arlt sabía que Deibler había heredado de su padre el cargo de verdugo, pero dudo que supiera que su madre era hija del verdugo de Argelia. Y que eso se debía a que, por ley, los verdugos no podían practicar otro oficio y sólo se les permitía casarse con miembros de su misma familia o de la familia de otro verdugo (de hecho, eran los únicos autorizados por ley a casarse entre primos). Tampoco podían mandar a su prole a la escuela: razón por la cual los hijos varones empezaban muy temprano a trabajar como ayudantes de sus padres y luego heredaban el cargo, cuando éstos morían o se retiraban.

Difícil que Arlt supiera que el verdugo no disponía de salario (se le pagaba por “comisión”), que el Estado francés no quería tenerlo como funcionario sino apenas como agente contractual (lo que en la jerga capitalista actual se denomina “tercerizado”). De hecho, no aparecía en los libros de cuentas de la nación. Sin embargo, cuando Arlt imagina la última jornada de la vida de Deibler, lo describe caminando hacia la boca del metro donde morirá minutos más tarde, maldiciendo en partes iguales al frío de esa mañana de febrero y a Paul Reynaud, ministro de Finanzas francés, que le negaba “cuatrocientos mil francos de jubilación” con el pretexto de que “se avecinaban tiempos de economía de guerra”. La información con que contaba Arlt esta vez era el cable que anunciaba la muerte de Deibler, de un ataque al corazón, camino al trabajo.

Dudo que en la redacción de El Mundo hubiera fotos de Deibler. Sin embargo, Arlt acierta hasta en la descripción física de la escena: “Para los que se cruzaban en su camino, el verdugo parecía un conferenciante de la Sorbona más que un cortador de cabezas”. Miren ahora la imagen que ilustra esta página, tomada del libro de Jaeger. Arlt incluso habla del “dulce morir de monsieur Deibler”: parece un epígrafe para la foto. Sólo le habría faltado agregar, para completar el retrato, que los franceses de aquella época creían que traía suerte toparse con Deibler (la gente que pasaba por su casa no se retiraba sin antes rozar el pomo de la puerta, y hasta le pedía consejo para comprar número de la lotería).

Arlt quería creer que con la muerte de Anatole Deibler se acabaría la guillotina. De hecho, las columnas que escribía en esa sección del diario El Mundo tenían esa función. Convencido, al retornar de Europa, de que se avecinaba un trágico fin de época en todo el planeta y que era su función abrirles los ojos a los lectores argentinos, abandonó sus aguafuertes sobre Buenos Aires e inventó la sección “Al margen del cable”, donde elegía qué cablegramas comentar de los que llegaban del exterior (“Su modo de leer esos cables es extraordinario. Arlt amplifica, expande, asocia y cambia de contexto las noticias que recibe. Y así las revela, las hace visibles”, dice Ricardo Piglia en el prólogo de El paisaje en las nubes, el extraordinario libro que reúne esas crónicas). Se ha hablado muchas veces del poder visionario de Arlt (que le permitió anticipar, entre otras cosas, la obsesión esotérica de Hitler o el advenimiento de López Rega). Pero en el caso de la guillotina no acertó. Aún muerto Deibler, la cuchilla siguió cercenando cabezas hasta el año 1977. Para entonces, el yerno de Deibler ya había pedido el retiro (obligado por el mal de Parkinson) y su sucesor, un tal Marcel Chevalier, se encargó de las dos últimas sentencias de muerte que se ejecutaron en Francia. El hijo mayor de Chevalier, de quince años, fue testigo de ambas. Su padre quería que comenzara a familiarizarse con el puesto que eventualmente heredaría. No tuvo esa desgracia: la pena capital fue finalmente abolida en Francia en 1981, por François Mitterrand, con Robert Badinter como ministro de Justicia.

jueves, 7 de enero de 2010

Acrobacias en bicicleta

¿Fallas o estrategias?

Por Juan Gelman

El presidente Obama salió enérgico de la reunión que el martes pasado mantuvo con su secretaria de Estado Hillary Clinton, el jefe del Pentágono Robert Gates y una decena de altos funcionarios de los organismos de inteligencia estadounidenses. “La seguridad del país falló de forma potencialmente desastrosa”, espetó, y culpó a los servicios de espionaje de no haber realizado un análisis correcto de datos en su poder que hubiera impedido al nigeriano Umar Faruk Abdulmutallab abordar un avión con una bomba guardadita en sus pantalones. Pero quién sabe si la cuestión radica en tales falencias o habita en otro lugar.

Datos había, sí. Por empezar, el servicio secreto británico tenía al fallido terrorista bajo vigilancia desde que era estudiante de University College London en razón de su “involucramiento político con redes extremistas” (www.guardian.co.uk, 3-1-10). Según el Sunday Times, el M15 no compartió la información con sus pares norteamericanos (www.timeesonline.co.uk, 3-1-10). Difícil y aun improbable, pero sirve para alimentar el argumento oficial acerca de los defectos presuntos o reales del FBI y demás instituciones cofrades. Que, de paso, justifica las nuevas medidas de revisión impuestas a quienes viajan a y desde EE.UU.

La afirmación del muy británico Times es a todas luces espuria: la inteligencia estadounidense tenía elementos suficientes sobre el atentado en preparación. A principios de agosto de 2009 la CIA contaba ya con información sobre “una persona apodada ‘El Nigeriano’ sospechosa de reunirse con elementos terroristas en Yemen” (www.cbs.news.com, 29-12-09). Hubo más.

El Dr. Alhaji Umaru Mutallab, ex ministro de Desarrollo Económico de Nigeria, banquero y uno de los hombres más ricos de Africa, pero sobre todo padre del novato terrorista, se reunió en la sede de la embajada norteamericana en Abuja con agentes de la CIA, el FBI y funcionarios del Departamento de Estado para mostrarles los mensajes de texto del celular de su hijo. “Es una amenaza para la seguridad” de EE.UU., aseveró (www.nytimes.com, 31-12-09). Este encuentro tuvo lugar el 18 de noviembre, cinco semanas antes de la Navidad que Abdulmutallab intentó manchar de sangre. Pero lo importante es que a esta reunión de inmediato siguió otra entre servicios. Aparentemente, no tomaron en serio la denuncia paternal.

Aparentemente. El caso tiene similitudes notables con lo ocurrido el 11/9: el FBI estaba perfectamente enterado de que Mohamed Atta y otros perpetradores del brutal atentado contra las Torres Gemelas seguían cursos de aviación en el territorio mismo de EE.UU. ¿También en esta ocasión fallaron los servicios de inteligencia o esa información se bloqueó en alguna parte? Diversas investigaciones indican que el gobierno W. Bush sabía de los preparativos del ataque y lo dejó venir. Sus fines fueron claros: la invasión y ocupación de Irak. Es que el terrorismo islamista “no se puede entender sin tomar en cuenta la medida en que sus redes son utilizadas por los servicios de inteligencia militar de Occidente para controlar los recursos energéticos estratégicos y contrarrestar a sus rivales geopolíticos” (www.newint-org, octubre 2009).

Llegó el turno de Yemen, por lo visto. Joe Lieberman, presidente de la Comisión de Seguridad Interior del Senado de EE.UU., lo anunció rápido y sin ambages: “Irak es la guerra de ayer, Afganistán la de hoy y Yemen la de mañana si no se lleva a cabo una acción preventiva” (www.foxnews.co, 227-12-09). El vocero demócrata de los “halcones-gallina” de Washington es un sofista: finalmente, las “acciones preventivas” son nomás la guerra.

En el mundo hay siete puntos de control estratégico del tráfico naviero de petróleo, y el estrecho de Bab el Mandeb que separa a la Península Arábiga de Africa, y a Yemen de Eritrea y Djibuti, es uno de ellos. El cierre de este estrecho “podría impedir que los buques tanques procedentes del Golfo Pérsico llegaran al oleoducto de Suez/Sumed”, alertó el Departamento de Energía estadounidense (www.eia.doe.gov, enero 2008). Unos 3,3 millones de barriles de petróleo pasaban cada día del año 2006 por Bab el Mandeb con destino a Europa, EE.UU. y Asia. La militarización de las aguas del estrecho sumaría otro eslabón a la estrategia de dominación del comercio mundial de oro negro.

El acto de El Nigeriano prologa una intensificación de la intervención militar de la Casa Blanca en la región. Obama no tuvo empacho en declararlo: “Hemos establecido una misión clara y factible: interrumpir, desmantelar y derrotar a Al Qaida y a sus aliados extremistas (...) y por eso forjamos nuevos entendimientos, como en Yemen, y ejercemos una severa presión sobre estos extremistas allí donde complotan y se entrenan, de Asia del Este al Sudeste asiático, de Europa al Golfo Pérsico” (The Wall Street Journal, 2-1-10). La “guerra antiterrorista” da para todo
EL DAKAR SIGUE EXIGIENDO ENORMES SACRIFICIOS A LOS PILOTOS Y A SUS MAQUINAS. UNOS Y OTROS SE ROMPEN EN LA ARENA

Acaba de comenzar, pero ya quieren terminar
La opinión parece unánime: este Dakar es más duro que el de 2009. Y eso que recién van cinco etapas y quedan nueve por delante. Se retrasó el puntero Peterhansel; todos sufren en el desierto, y todavía falta más de la mitad.



Si los pilotos se quejaron el año pasado de que el Dakar sudamericano era más duro que el que se disputaba en Africa, ¿qué dirán ahora? Agotados, lastimados, perdidos en el desierto, con la mecánica exhausta, llegaron como pudieron a Antofagasta, Chile, punto final de la quinta etapa, pensando que todavía faltan nueve más... “Este Dakar es mucho más complicado que el anterior”, afirma el puntero de la clasificación de las motos, el francés Cyril Despres. “El que termine va a terminar un Dakar muy duro”, afirmó el mendocino Orlando Terranova, que ayer pinchó dos neumáticos en pleno desierto y, aun así, terminó séptimo en la etapa y se ubica 19º en la general.

Los 483 kilómetros de especial entre Copiapó y Antofagasta sólo fueron superados en rigor por el hecho de que todavía quedan por encarar nueve etapas: la edición 2010 todavía no alcanzó su punto medio, el día de descanso, que será pasado mañana en Antofagasta, después de atravesar todo Atacama y regresar. En la dura prueba de ayer quedó vencido quien venía ganando el Dakar, el francés Stephane Peterhansel, vencedor de nueve ediciones anteriores y que ayer se despidió de la ilusión de ganar la décima.

“Después de 120 kilómetros se nos rompió un semieje –relató la odisea–. Fue una sucesión de golpes un tanto violentos. Tuvimos que parar a desarmarlo. Perdimos 50 minutos en la tarea. Mi navegante (Jean-Paul Cottret) la pasó horrible. Después terminamos la etapa con tracción sólo en las ruedas delanteras. Con este terreno blando la suspensión se rompe: vamos a perder el rally –admitió–. Ahora sí que no podemos aspirar a ganar. Y el Dakar es una carrera que se prepara durante todo el año...”

El retraso del francés, el único BMW que peleaba por la punta, dejó la prueba en manos de Volkswagen, que ahora ocupa las tres primeras posiciones de la general: Mark Miller ganó la etapa, corriendo durante cinco horas, y Carlos Sainz quedó a la vanguardia. “El Dakar, como quien dice, comenzaba hoy (por ayer)”, recordó Miller, subrayando la idea de que la prueba todavía reserva un sinnúmero de exigencias e ingratitudes.

Sainz opinó lo mismo: “Estamos recién en el quinto día de competición, queda mucho por delante”. El español perdió dos minutos al haber pinchado un neumático y ahora le lleva 4m37 al qatarí Al Attiyah y 9m39s a Miller. Robby Gordon (Hummer) quedó cuarto, a casi una hora de Sainz, y Peterhansel cayó a la décima ubicación, a dos horas.

El que pinchó no uno sino dos neumáticos fue Terranova (Mitsubishi). “Fue un día durísimo para el auto y para el físico –dijo el mendocino en Antofagasta–. La sensación de velocidad fue monstruosa, porque el auto estaba muy roto. Había que manejar muy atento y concentrado. Esperemos que los de adelante se sigan cayendo como sucedió hoy (por Peterhansel).” Terranova está a más de cuatro horas del líder Sainz. El cordobés Nelson Benítez abandonó a causa de un problema de motor en su Toyota y ahora el segundo argentino mejor colocado es Alejandro Yacopini, que está 50º con su Toyota.

¿Será el de hoy un día más apacible? Ni soñarlo. Habrá otros 418 kilómetros de velocidad pura por el desierto. Como dijo Sainz: “Esto recién acaba de comenzar”.
PSICOLOGIA › PREJUICIOS SOBRE EL “ENFERMO MENTAL”

Actos locos


Por Ivana Druetta y Martín Nemirovsky *

El 13 de diciembre, en la plaza del Duomo de Milán, una réplica en miniatura de la catedral gótica se estrellaba sobre la cara del primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Días más tarde, el papa Benedicto XVI rodaba por el suelo tras ser tironeado de su sotana. Ambos episodios pasaron de ser provocados por desconocidos, según las noticias del momento, a ser de la autoría de un supuesto “enfermo mental”. De desconocido agresor a “persona que sufre problemas mentales”: bastaron menos de 24 horas y una acción periodística desaprensiva a la hora de titular la noticia.

Hechos sorprendentes, acciones anómalas, exaltaciones del ánimo, rápidamente encuentran su explicación bajo el término “loco”; las más de las veces se acompañan con el término, ligeramente más técnico, “enfermedades mentales”. Con frecuencia vemos que estos términos son utilizados de manera errónea o confusa: tal el caso cuando se habla de la “personalidad dividida” como sinónimo de “esquizofrenia”, o cuando se hace uso del adjetivo “esquizofrénico”, de manera metafórica y peyorativa, para designar conductas incoherentes o contradictorias. Otras veces, estos términos son utilizados de manera especulativa: la respuesta política del poder ha sido históricamente catalogar al disenso como locura; la inimputabilidad de la enfermedad mental suele ser el refugio en el que muchas veces se pretende instalar a victimarios para eximirlos de responsabilidades jurídicas.

Una persona que en determinado momento está desequilibrada, o comete un acto loco, no necesariamente, ni muchos menos automáticamente, se convierte en “enfermo mental”. En todo caso, a los profesionales de la salud mental el proceso diagnóstico les requiere un tiempo cuali y cuantitativamente muy diferente del de mirar sólo un episodio aislado y descontextualizado.

Una de cada cuatro personas padece una enfermedad mental en algún momento de su vida. El uno por ciento de la población general padece de esquizofrenia, una de las enfermedades mentales más graves e incapacitantes. Ellos son los principales damnificados ante la utilización de la locura como supuesta prueba contundente de los episodios disruptivos. El argumento de la locura viene a obturar el entendimiento de los hechos a través de otros posibles sentidos. Pareciera ser así que con ser enfermo mental basta y sobra para protagonizar un episodio violento, y no es así.

Las personas con enfermedades mentales graves deben enfrentarse básicamente con dos tipos de dificultades: las inherentes a la patología, a través de su sintomatología, y las secundarias al estigma, como respuesta social a aquello que colectivamente se construye como “la enfermedad mental”.

El estigma es un fenómeno social, universal, que se traduce en una actitud negativa hacia personas o grupos concretos y que se constituye en el núcleo básico de distintas barreras sociales. Se gesta, se desarrolla y se instala a través de lo que cabe llamar un proceso de estigmatización: su instancia inicial es la identificación y etiquetado del diferente; a éste se le aplican estereotipos, conjuntos de creencias que le asignan atributos, generalmente negativos. Los prejuicios no tardan en aparecer, y la discriminación efectiva, cierra el círculo estigmatizante.

Los medios de comunicación se constituyen en la principal fuente de información para la población general sobre la enfermedad mental; como tales, tienen gran influencia en el establecimiento de estereotipos, la mayoría de las veces vinculados con peligrosidad e imprevisibilidad. El acto de encasillar como emergentes de la locura los hechos no aceptados por una determinada sociedad facilita el mecanismo prejuicioso mediante el cual el lector distraído da por sentado que todo paciente con enfermedad mental es peligroso o imprevisible.

Así como hay muchos que desearon dañar el bótox del Cavaliere Berlusconi pero sólo Massimo Tartaglia lo hizo hasta ahora, hay muchas personas con diagnóstico de enfermedad mental, pero sólo unas pocas transitan hechos violentos en relación directa con su patología.

* Coordinadores de Acción Comunitaria de Proyecto SUMA.
PSICOLOGIA › LAS PATOLOGIAS DE LA ALIMENTACION Y LA CULTURA

La decisión comer
Las autoras destacan que las patologías del comer no deberían ser tomadas en forma aislada, sino que responden a la personalidad y a la historia de cada persona: el aprendizaje de comer no es otra cosa que “el delicado trabajo de incorporar un miembro a una comunidad determinada”.


Por Patricia Romero Day y Dolores Lojo *

Las patologías del comer se inscriben en la personalidad total del individuo: los cambios deben ser estructurales, no parciales, ya que no hay síntomas aislados, sino inscriptos en estructuras patológicas complejas. Además, hay matices: no es lo mismo una inapetencia que una anorexia, y una adicción no es lo mismo que una ingesta aislada.

El cuerpo que habitamos es exterior al yo que lo observa, lo piensa y aun lo siente. Aceptar la complejidad del medio interno requiere un trabajo psíquico esforzado, para hacerlo perceptible y no actuar el espanto o rechazo inmediato. Los órganos están cubiertos por la piel, y ésta por las vestiduras: el impacto debe ser atemperado. De esto puede dar cuenta cualquier estudiante que haya pasado por una morgue. Y la desnudez, por su contacto con la liberación del erotismo, está en las preocupaciones de la cultura.

Así como los ojos se cierran ante un impacto que atraviese los diques del pudor y el asco, la boca se cierra cuando no hay palabras y gestos de amor que hagan posible su apertura. Y no es verdad que el hambre termine venciendo: una persona cautiva en un centro de detención, durante la dictadura, perdió diez kilos en tres días; no podía tragar lo que no veía por tener los ojos vendados, y por venir la comida de alguien hostil.

La extensión de la realidad no es mayor que la que el psiquismo pueda soportar después de haber revestido culturalmente, con significados, la crudeza que lo rodea. Las medidas de lo incorporado están reguladas por una especie de esfínter perceptivo: si aparecen la náusea o el horror o el escándalo, habrá habido una irrupción desorganizadora; si, en cambio, hay sorpresa, curiosidad o interés ante lo nuevo, es que pudo inscribirse en un código que preparó su inclusión, así como una nueva palabra puede agregarse a la red de un lenguaje ya conocido.

Por eso, la decisión de qué comer tiene un largo y complejo recorrido. La sensación de necesidad de alimento se asienta en lo biológico, pero se configura por aprendizaje, de manera especial en cada humano: y es más fácil cerrar la boca que el oído a los mandatos culturales.

La armonía, como se la concibe y espera, no necesariamente es natural en el ser humano. Los ciclos circadianos, los horarios alimenticios, la educación de esfínteres, todo va a entrar, desde el primer día de vida, en una organización construida en lo cultural. Antes, es posible que los ritmos de la madre hayan creado ciclos tranquilizantes: mecer rítmicamente, organizar en ciclos, aplaca. La capacidad de demora, fundamental para cualquier logro, depende de la creación de tales ciclos. Postergar la descarga directa de la pulsión es fundamental para la vida: terminará en el sabio pensar antes de actuar.

Es cierto que a algunas personas les resultan más naturales que a otras ciertos talentos. Hay dones, recibidos desde lo genético o lo social, que facilitan las cosas. Quien no los hereda, tendrá que trabajar más duro, pero, en lo paradojal de la vida, suele progresar más. La observación indica que hay lactantes más dotados que otros para la postergación; parece que inscripciones previas también los condicionaran para este aprendizaje.

El lenguaje incluye palabras que remiten a la oralidad, la analidad, la digestibilidad. No es fácil circunscribir lo oral: hay un estilo de comer y una manera de hablar característicos de cada persona. También un estilo de escuchar. Hay un estilo de olvidar las palabras que no sirven a lo propio, y de excretar el resto de aquello que del alimento no fue utilizado en el metabolismo del cuerpo. Tanto comer como hablar están atravesados por rituales, redes que organizan y procesan esas acciones. A la ciega pulsión buscadora de objetos se le ofrecerán, según contextos, diferentes escenarios para crear su fantasmática.

En Lo crudo y lo cocido, Claude Lévi-Strauss muestra cómo desde la instintualidad del pecho materno se pasa a los complicados procesamientos que insertan al bebé en el comer civilizado. No se trata de un proceso por el cual un organismo mamífero se vuelve omnívoro: es el delicado trabajo de incorporar un miembro a una comunidad determinada. Lo comible será señalado desde las personas que nutren; ellas irán creando argumentos convincentes para que el niño trague, mezclando en ello presiones amorosas. Palabras de amor acompañan este convencimiento, como luego sucederá para que entregue sus heces.

Nos gusta lo que vemos, tenemos tacto para tratar a la gente en lo que decimos, olemos que algo anda mal, vemos que no somos escuchados, y así infinidad de entrecruzamientos en el habla diaria. Nominamos y describimos usando transpolaciones: “pibe banana”, “salame”, “nabo”. Y ese desplazamiento sensorial puede hacerse también para cambiar la orientación de lo deseado, confundiendo: madres que suplantan necesidad de amor o juego por comida, o que confunden el hambre de sus hijos y los distraen hacia otros avatares.

María, por ejemplo, sentía fuertes dolores de estómago y por lo tanto no comía. Esto venía desde la adolescencia y continuaba ya cercanos sus treinta años. Todos los estudios médicos parecían normales, se le atribuía nerviosidad, y se le infligía una dura dieta. Un día un novio opinó: “A mí me parece que vos lo que tenés es hambre”, y le insistió en que fueran a comer a un lindo restaurante. Había descubierto la causa de los dolores de estómago de María.

El organismo humano carece de instinto alimenticio como el de los animales; es omnívoro, no tiene otros determinismos que los creados. No dispone de nada como el pasto para los rumiantes. La alimentación humana requiere un circuito complicado, en el cual el procedimiento para conquistar lo comible tiene a veces más importancia que el objeto en sí. La nutrición, base necesaria de la alimentación, no es entonces la base de la elección. La comida, para ser tragable, debe cumplir otros requisitos.

Llegar a comer es un largo camino, poblado de significantes que en su mayoría se mantienen luego inconscientes pero activos. Y puede ser “por las buenas o por las malas”, como suele escuchar el niño: se come y se caga del modo que indica el grupo social donde se nace.

La deglución aparece junto a la respiración y se imbrica con ella: tragamos aire, alentamos, damos ánimo (ánima-alma-aliento). La incorporación de los rasgos del otro posiblemente comience asentada en los olores –de la madre– e influya en nuestro estar cómodos o no en distintas situaciones, sin ser conscientes de ello. La respiración es el acto que más puede recordar en lo humano lo instintivo, por su posibilidad de automatismo. No así la alimentación. El niño no se acerca al pecho por sus medios, como otros mamíferos: hay que acercarlo, ponerlo, y ejercer alguna presión para que se prenda. Aunque chupetea ávidamente, el olfato no lo ayuda a orientarse solo, necesita sostén. El sostén es el acto fundamental previo al amamantamiento: sin sostén, el infante moriría abandonado a su precariedad neurológica. Es por eso que sostén es metáfora fundamental de crianza. Sostener y guiar, sostener y enseñar, sostener y corregir, aun castigar. Todo requiere, previo, el sostén.

* Psicólogas. Texto extractado del artículo “Ingresos-egresos: la medida de lo propio”.
Archivos de la represión que ya no guardan secretos

La Presidenta decretó la apertura de toda “la información y documentación vinculada con el accionar de las Fuerzas Armadas” en el período 1976-1983. La desclasificación sólo excluye material relacionado con la guerra de Malvinas y conflictos entre Estados.

Por Alejandra Dandan

El Poder Ejecutivo decretó la desclasificación de toda “la información y documentación vinculada con el accionar de las Fuerzas Armadas” durante la última dictadura militar. Pese a que gran cantidad de la documentación ya estaba en manos de los jueces que llevan adelante las causas contra los represores, hasta ahora hacía falta en cada caso un decreto que autorizara la desclasificación y legalizara su uso. El decreto 4 de 2010, publicado ayer en el Boletín Oficial, elimina esa instancia. Y abre las puertas de los archivos, además, para quienes manifiesten un interés legítimo por acceder a ellos. Entre otros documentos se hallan los archivos del personal del Batallón 601, uno de los ejes de la represión ilegal, en el que figuran datos de los agentes civiles de inteligencia, la repartición y los alias con los que actuaron.

Entre los considerandos del decreto que lleva la firma de la Presidenta y de los ministros Julio Alak (Justicia) y Nilda Garré (Defensa) se argumenta que la medida fue tomada porque “la información y/o documentación clasificada con carácter no público no estuvo destinada a la protección de intereses legítimos propios de un Estado democrático, sino que, por el contrario, sirvió como medio para ocultar el accionar ilegal de gobierno de facto”.

Pasados más de veinticinco años de reestablecido el Estado democrático, se indica en el decreto, “no es posible seguir consintiendo la inaccesibilidad de tal información y documentación argumentando el carácter de ‘Secreto de Estado’ o cualquier otra clasificación de seguridad que impida el conocimiento de la historia reciente cercenando el derecho de la sociedad a conocer su pasado”.

En diálogo con Página/12, el subsecretario de Derechos Humanos de Nación, Luis Alén, aclara que “no son los archivos que todo el mundo espera ver”. Se refiere a que el material desclasificado no incluye los documentos que siempre se aguardan con listas de los desaparecidos y lugares donde fueron dejados sus cuerpos, datos que se supone fueron destruidos por los militares antes de abandonar el poder. Lo que sí hay entre los documentos ahora accesibles son los datos con la identidad de las personas que actuaron en la represión organizada por el Estado, boletines reservados, partes de condecoraciones, con referencias a una medalla, por ejemplo, que alguien recibió por su participación en determinado hecho.

–¿Referencias a operaciones?

–No, porque no guardaron esos datos. Pero lo que hay permite determinar quién estuvo, cuándo y dónde.

En sus primeros párrafos, el decreto 4/2010 ordena la desclasificación de los archivos comprendidos en el período de 1976 a 1983. Y la documentación producida en otros años, en relación con la represión ilegal. Indica a su vez que podrá ser desclasificada toda la documentación, con excepción de aquella relacionada con un conflicto bélico como la guerra de Malvinas y “cualquier otro conflicto de carácter interestatal”, así como “la información de inteligencia militar estratégica”.

Entre los fundamentos aparecen datos sobre las razones que motivaron la resolución. Un elemento que además puede fijar sus alcances, y también los límites. En el origen se enuncia una medida propuesta por el Ministerio de Defensa, a partir de un pedido del Juzgado Federal 1 de La Plata en la causa por los crímenes cometidos en el centro clandestino de La Cacha, impulsada por el fiscal federal Félix Crous. Señala la reapertura de las causas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura que generaron “el requerimiento de una gran cantidad de información y documentación relacionada con el accionar de las Fuerzas Armadas”.

En ese sentido, el objeto de la desclasificación sería “desburocratizar” el avance de las causas judiciales. Porque hasta ahora los jueces debían pedir un decreto presidencial para acceder a los documentos y usarlos como pruebas. El nuevo decreto elimina esa instancia. Los jueces van a poder usar los archivos sin los tiempos que requiere la desclasificación. Pero además blanquea una situación de hecho. La mayor parte de los datos se conocían y se usan en las causas judiciales, pero como la desclasificación sigue en trámite o demora, muchas veces los jueces o los fiscales no pueden usarlos legalmente como pruebas y, si los usan, corren el riesgo de que alguien les haga un planteo de nulidad.

Uno de los temas que más importantes de la desclasificación, según las fuentes consultadas, es el acceso a los datos del Batallón 601, clave en el terrorismo de Estado. “Era uno de los nudos desde donde se estructuró la represión, la punta de una pirámide”, señala Alén. “Desde ahí se organizaron todos los servicios, los grupos de tareas, los blancos, los que decían los interrogatorios, el destino final de las personas, esa modalidad de inteligencia se copió además en cada una de las armas, un esquema que también siguieron las fuerzas de seguridad de las provincias”.

Fuera de eso, el decreto también deja preguntas abiertas. Una de ellas es sobre las fechas. Uno de los impulsores de buena parte de las causas por violaciones a los derechos humanos se pregunta ante este diario por qué el decreto libera documentación sólo del período que data entre 1976 y 1983, dejando fuera archivos como los del Operativo Independencia, la primera incursión militar contra la guerrilla en la provincia de Tucumán, en 1975. Pero el decreto parece dejar abierta una chance para acceder a este tipo de temas. Allí dice “entre 1976 y 1983”, pero aclara que se podrá desclasificar toda la documentación producida en otros años en relación con la represión ilegal. Esta última línea puede ser la puerta de ingreso a los archivos de los años anteriores, pero también fue ayer motivo de debate. Uno de los funcionarios superiores del Ministerio de Justicia dice que no. “El fundamento de este decreto –asegura– son los pedidos de los jueces y por las causas de lesa humanidad que llevan adelante. Está claro que eso es sobre el período de la dictadura militar y obviamente podría ser también sobre años posteriores al ’83, con la idea de que después las Fuerzas Armadas pudieron ocultar información. Más complejo es invocar este decreto por situaciones como la del Operativo Independencia, que deberían dar motivo a otros decretos.”

miércoles, 6 de enero de 2010

Automovilismo / El Dakar
Una aventura a 4760 metros


LA NACION realizó el cruce de los Andes, durante la cuarta etapa de la carrera, a bordo de un Sherpa, vehículo que nació con destino militar en Francia y que ahora se utiliza para la asistencia de la prueba; una experiencia única

El Sherpa, minutos antes de partir en el campamento de Fiambalá; a la derecha, el Kerax, un vehículo de transporte


Por Roberto Berasategui
Enviado especial


COPIAPO, Chile.- El punto de reunión era a las 8. Se puede decir que para el ritmo demoledor del Dakar, ese horario es como si fuese de un domingo de descanso. Cada ratito que se aprovecha para dormir o descansar un poco más dentro de la carpa es por demás valioso.

En el bivouac (campamento) de Fiambalá ultimaban los detalles para el comienzo de la 4» etapa, que unió a esa ciudad catamarqueña con Copiapó, con el cruce de la cordillera de los Andes por medio y la emoción de alcanzar casi 4800 metros sobre el nivel del mar en el paso San Francisco.

En marcha ya estaba el Sherpa, vehículo que nació hace cinco años en Francia de la mano de la empresa Renault con destino militar y que ahora aprovecha la dura competencia para efectuar otros desarrollos. A bordo de ese sensacional aparato viajó LA NACION, que compartió con su tripulación el tramo de ayer.

El Sherpa es un vehículo militar fabricado por Renault Trucks Defense. Dadas su confiabilidad y su movilidad, incluso en condiciones muy severas, el Sherpa fue acondicionado hace tres años para una versión civil de ocho toneladas. Claro que su hermano castrense es más pesado: 11 toneladas, por el blindaje. Y son algo más que un burro de carga: pueden transportar 18 toneladas.

El motor de 280 HP empuja con un ronquido seductor. Con sólo accionar la caja de cambios automática ya se advierte la fuerza de la máquina.

La salida de Fiambalá fue emotiva. Puñados de lugareños, con banderitas argentinas, saludaban al costado de los polvorientos caminos. Algunos, hasta se asomaban desde las ventanas de las casas de adobe mostrando una alegría infinita, sólo por el hecho de sentirse partícipes de un mundo que se presenta extremadamente alejado y ajeno. Había quienes, desde su pobreza material, ofrecían productos elaborados por ellos mismos. Gente que tenía casi nada y que entregaba algo de ese poco por la satisfacción de pertenecer a este acontecimiento único.

El Sherpa no transita sólo las rutas y los caminos de asistencia del Dakar. También acelera el Kerax, un camión imponente que tuvo su origen, también de la mano de Renault, en el mundo de las obras de construcción. Y que desde allí saltó a la competencia.

El tránsito no es sencillo. Los cuidados son permanentes, no sólo en función del Sherpa, sino también porque por un tema reglamentario hay que respetar ciertas cuestiones técnicas.

¿Cuál es el papel que cumple un auto de asistencia en el Dakar? Si bien no compite, cumple las exigencias que impone, en este caso, la empresa organizadora Amaury Sport Organisation (ASO), al igual que los coches de competición. Los autos o camiones de asistencia realizan el apoyo logístico y socorren a los vehículos de sus propios equipos que requieren ayuda.

En este caso, el Kerax transporta toneladas de repuestos para sus pares que están en competencia, además de elementos de primeros auxilios y hasta de comunicación.

El GPS y el Iritrack son los árbitros del andar del Sherpa. El GPS tiene marcada la hoja de ruta que debe respetar ese vehículo. En lugar de los viejos libros que revelaban cada paso, la pantalla se actualiza de manera automática, marcando los lugares por donde conviene transitar y en especial, a qué velocidad se debe circular. Si se excede los 50 km/h en las zonas urbanas o los 120 en las rutas, una alarma se activa dentro del vehículo y el Iritrack, un sistema de comunicación satelital, informa lo sucedido a la organización del Dakar. Si la infracción es permanente o reiterada, se penaliza al equipo y hasta se puede excluirlo.

Por supuesto, el Iritrack está no sólo para sancionar. Es también un elemento de seguridad, ya que informa si la máquina está detenida, si sufrió un impacto o si está volcada, para entonces socorrerla.

Los 2,35 metros de ancho dan la sensación desde allí arriba que el carril de la ruta o el sendero es demasiado angosto. Dentro del aparato, que cuenta con un tanque de 160 litros de combustible y una autonomía de 900 kilómetros, hay apenas cuatro butacas, pero el espacio permitiría dos más (tres por cada línea).

El camino es largo. Más de 600 kilómetros separan a ambas ciudades de los dos países. Los 3000 metros sobre el nivel del mar son soportables, pero la trepada se hace más pronunciada y en la proximidad del límite con Chile provoca algunos trastornos, como apunamiento en unos y cansancio en otros.

El paso San Francisco aparece. El GPS, en el costado derecho del habitáculo, marca 4760 metros de altitud, el registro más elevado que transitó el Dakar en su historia. El Sherpa ni se conmueve. Continúa su andar sólido. "Uno puede dormirse aquí dentro porque pese a las irregularidades del camino, el confort es una cualidad de este vehículo", comenta Daniel Adrian, el conductor habitual del Sherpa, que posee una experiencia de 21 Dakar vividos.

Pese al calor, los picos nevados permiten un contraste de colores inimaginable. El Lago Verde, la salina a los costados, las montañas en sus distintos tonos con los extremos blancos y el cielo limpio impulsan a disfrutar de ese regalo de la naturaleza, aunque los tiempos apremien y el bivouac de Copiapó aguarde.

Los handies mantienen la comunicación con todo el equipo. Todo está en orden. Los horarios, también. Los carteles anuncian la proximidad de Copiapó. Otra jornada se cumple. Una más. O una menos; a esta altura ya no se sabe cómo contarlas. Pero en el recuerdo quedará la inolvidable experiencia de vivir la fabulosa sensación de sentirse dentro del Dakar.
No somos perfectos, vivamos un poquito

Por Nora Bär Noticias de Ciencia/Salud /La Nacion

Llegan las vacaciones, que para algunos afortunados transcurren en escenarios alejados de la rutina anual, y también, paradójicamente, días de balances que siempre, de un modo u otro, se obstinan en ser deficitarios?

¿Será porque nos empeñamos en perseguir espejismos inalcanzables, ideales que nos deslumbran, pero también nos trastornan?

Dos de ellos (el máximo aprovechamiento del tiempo y los esfuerzos por mantener una salud impecable) son motivo de sendas notas en la edición de ayer de The New York Times.

Al parecer, el cerebro humano no es muy preciso para medir el tiempo, esa entidad todavía incomprensible hasta para los físicos. Dependemos de parámetros indirectos -como la cantidad de recuerdos que somos capaces de evocar de un cierto período- para que nuestro "reloj" interno marque los minutos, los segundos, los años? Pero (y he aquí la posible explicación de muchas de nuestras angustias), solemos estimar el tiempo transcurrido siempre como menor que el que indican los relojes y calendarios. Por eso, para nosotros, cualquiera lo sabe, ¡el tiempo vuela!

Por otra parte, los avances de la medicina y la difusión masiva de noticias médicas tienen, entre otros muy positivos, un "efecto adverso" en la cultura de las urbes del siglo XXI: la insistencia en parámetros ideales de salud nos convierte a todos en enfermos potenciales, hasta que se demuestre lo contrario. El que puede vanagloriarse de su cintura de avispa o de sus índices de colesterol, seguro que "reprueba" en horas de sueño, visitas al gimnasio o calidad de la dieta.

"¡Es virtualmente imposible cumplir con todas las reglas!", reconoce Tara Parker-Pope, que afortunadamente enseguida nos tira un inesperado "salvavidas": las conclusiones de la doctora Susan Love, mediática especialista en salud femenina de la Universidad de California, que nos aconseja ¡dejar de preocuparnos tanto por la salud!

Que no se entienda mal. No es que Love pregone el desinterés, sino que aclara que la salud perfecta es un mito y que probablemente estemos viviendo de forma más saludable de lo que imaginamos. Sugiere no exagerar, dejar de lado la culpa y, en todo caso, tener en cuenta que lo más saludable es alejarse de los extremos. "La meta no es ser perfecto, sino utilizar nuestro cuerpo, divertirnos y vivir un poquito", afirma.

En época de vacaciones, hay que difundir esta inusual dosis de sentido común que, como cualquiera sabe, es el menos común de los sentidos?

nbar@lanacion.com.ar


Psicología / Una sensación generalizada
El tiempo vuela... ¿o es sólo una percepción de nuestro cerebro?
Estudios revelan que la mente comprime los períodos que nos dejan pocos recuerdos
Noticias de Ciencia/Salud The New York Times


NUEVA YORK.- La pregunta más alarmante la mañana de Año Nuevo -"¿Qué hice ayer a la noche?"- puede parecer benigna comparada con "¿Qué hice exactamente todo el año pasado?" o "¿Ya pasó una década?".

Sí. En algún lugar, alguien debe haber presionado el botón de avance rápido. El tiempo pasa, lento o rápido, pero en enero parece que voló y dejó conversaciones pendientes, relaciones no resueltas, malos hábitos sin modificar y objetivos sin alcanzar.

"Muchos piensan en objetivos y, si no los alcanzaron, entonces de pronto piensan que fue apenas ayer cuando se los fijaron", dijo Gal Zauberman, profesor asociado de marketing en la Wharton School of Business.

Aun así, la sensación de que el tiempo pasa varía "según aquello en lo que se piense y cómo se piense". De hecho, los científicos no están seguros de cómo el cerebro sigue el tiempo. Una teoría es que posee un conjunto de células especializadas en contar los intervalos de tiempo; otra es que una gran cantidad de procesos neurales actúan como un reloj interno.

De cualquier forma, los estudios hallaron que ese marcapasos biológico no puede interpretar demasiado bien los intervalos más prolongados. El tiempo parece pasar más lento durante una tarde sin actividad y acelerarse cuando el cerebro está ante una tarea desafiante. Los estimulantes, incluida la cafeína, tienden a hacer que las personas sientan que pasa más rápido; los trabajos complejos, como calcular impuestos, parecen demandar más tiempo que el que ocupan en realidad.

Y las experiencias emocionales, como una separación, un ascenso o un viaje al exterior, tienden a percibirse más próximos en el tiempo de lo que realmente están. Algunos psicólogos dicen que los resultados de las investigaciones respaldan la observación del filósofo Martin Heidegger de que el tiempo "persiste sólo como una consecuencia de los acontecimientos que ocurren en él".

Ahora, los científicos están hallando evidencias de que lo opuesto también sería cierto: si se recuerdan muy pocos acontecimientos, entonces la percepción del tiempo no dura; el cerebro comprime los intervalos pasados.

Subestimar lo transcurrido
En un estudio publicado en la revista Psychological Science , el equipo de Zauberman puso a prueba la memoria de estudiantes universitarios con varios acontecimientos de interés público, como la designación del director de la Reserva Federal (33 meses antes del estudio) o la decisión de la cantante Britney Spears de afeitarse la cabeza (20 meses atrás). En general, los estudiantes subestimaron en 3 meses cuánto tiempo había pasado desde aquellos acontecimientos.

Eso no fue demasiado sorpresivo. En un experimento clásico, un explorador francés llamado Michel Siffre vivió en una cueva durante 2 meses, lejos de los ritmos de noche-día y de relojes fabricados por el hombre. Volvió a la civilización convencido de que había estado aislado durante apenas 25 días. Cuando se lo deja funcionar por sí solo, el cerebro tiende a comprimir el tiempo.

Pero la forma en que establece la temporalidad relativa de los acontecimientos depende de la memoria. De hecho, los participantes del estudio recordaron situaciones asociadas con el acontecimiento original, como la complicada vida amorosa de la cantante o la intervención de Ben Bernanke en la economía estadounidense, que hasta parecían haber ocurrido hacía mucho más tiempo.

En una serie de experimentos, el equipo puso a prueba los recuerdos personales y de fragmentos de películas observados en el laboratorio. El patrón se mantuvo: cuantas más situaciones asociadas recordaban, más lejos parecía el acontecimiento original. "A las personas les cuesta comprender el paso del tiempo -dijo Zauberman- y para poder hacerlo, se une a algo que comprenden", como es el desdoblamiento de los acontecimientos.

En un estudio previo, el mismo equipo había identificado una dinámica similar en el juicio individual de los intervalos que duran sólo unos momentos. Los estímulos relativamente infrecuentes, como los destellos o los tonos, tienden a acelerar el marcapasos interior del cerebro. Eso, por ejemplo, explica por qué parece que los hijos de los demás crecen mucho más rápido que los propios, a los que vemos todos los días. El cerebro tiene más control sobre su propia percepción del paso del tiempo de lo que la gente piensa.

El nuevo estudio sugiere que concentrarse en objetivos o desafíos que ocurrieron durante el año le daría al cerebro la oportunidad de completar el año pasado con recuerdos y el tiempo percibido. La mente es perfectamente capaz de interpretar un año, o una década, que pasó en avance rápido, como algo más que una pérdida de oportunidades de crecimiento.
El amigo del desierto, de Pablo d'Ors
Un delicioso viaje al interior del hombre y de la escritura

16-nov-2009 Arturo Cobos Húmera

Pablo d'Ors, a través de la metáfora del desierto, de su infinita vacuidad o plenitud, elabora una novela sobre la búsqueda y la aventura de cada uno, en la vida.



No son pocas las obras literarias que inician sus pasos haciendo referencia a la espontaneidad de una decisión, al misterio que encierra y a las impredecibles consecuencias de la misma.


Este recurso genera un espacio de aventura y enigma que en la lectura se hace apasionante.

En este libro, Pavel, el protagonista, el amigo del desierto, entra en contacto con una asociación llamada así "Amigos del Desierto", hecho que abre un nuevo rumbo, inquietante, en su vida. Él, aun firme en sus primeros contactos, no para de preguntarse si todo es tan "natural" y realmente está tan "convencido" como aparenta, lo que, además, le piden los miembros de la asociación para poder ser un verdadero amigo del desierto.

Bienvenido al club


Estos grupos, asociaciones, o clubes, entre los que podríamos destacar en otras narrativas el de los real visceralistas de Los detectives salvajes y el Club de Buscadores de la Montaña de Memorias de un hombre de madera, generan, junto al perspectivismo de sus voces, los ecos de la trama, ese contacto con el otro, también misterioso, y en el que uno puede encontrar el amor, un yo desconocido hasta ese momento, una red majestuosa, en definitiva, en la que, en el caso concreto de la novela que nos ocupa, se desarrolla la transformación del protagonista.

El desierto


El desierto es un vasto espacio en el que se encierra tanto el vacío como la plenitud. Un lugar desolador o un gran ecosistema vivo. Igualmente, el desierto es real, palpable, visitable, e imaginario, símbolo del alma, del silencio, del infinito.

En el viaje del protagonista, tanto físico como, digamos, espiritual, al desierto, confluyen esas visiones. En los distintos viajes al Sahara, en los diferentes contactos con los guías y los otros compañeros de los Amigos del Desierto (destacaría fundamentalmente los papeles de las mujeres y los guías en la obra, porque en ellos quizá se estructure otra de las ideas del viaje interior, el amor), Pavel configura sus vivencias y meditaciones de transformación.

Sofia Kovalevskaya, una mujer nihilista
Publicado por Neike el 28 de octubre de 2006 a las 17:06


Para mí una de las mujeres más interesantes del siglo XIX es la matemática rusa Sofia Kovalevskaya (1850-1891). Su increíble inteligencia, su sentido de la libertad, su rebeldía y sus ideas sociales avanzadas hacen de ella una persona totalmente fascinante. Pese a todo, es una desconocida para la mayoría de la gente, al menos en España.

Es verdad que las matemáticas no son el tipo de actividad con la que uno se haga famoso, y tampoco esta ciencia disfruta de demasiada buena prensa, ya que se las asocia con la dificultad, la abstracción, etc. Sin embargo los modernos avances en astronáutica, informática o ingeniería no hubieran sido imposibles sin el gran desarrollo alcanzado por las matemáticas, que en definitiva son el "lenguaje de todas las ciencias"

Reconozco que soy una de esas raras personas que considera a las matemáticas como algo divertido y estimulante, y siempre estuvieron entre mis asignaturas favoritas (aunque también he pasado mis agobios, especialmente en esta última etapa de Universidad)

Sofia Kovalevskaya fue una mujer extraordinaria tanto en el aspecto puramente científico y académico, como en su manera de entender la vida, la posición de la mujer en la sociedad, y sobre todo el papel de la ciencia al servicio de la transformación social.

Sofia (o Sonya, como también se la conoce) Vasilyevna Kovalevskaya, nació el 15 de enero de 1850 en Moscú, en el seno de una familia burguesa de abundantes recursos económicos y proclive a la actividad intelectual. De hecho, el famoso escritor Dostoievsky estuvo durante un tiempo cortejando a Anyuta, la hermana mayor de Sofia.

No es mi intención escribir aquí una biografía de Sofia Kovalevskaya. Sobre ella hay abundante información en la red, incluso en español. Al final del post pongo algunos enlaces.

Hay que decir que la sociedad rusa de mediados del siglo XIX era deprimente en casi todos los sentidos, gobernada por un autocrata (el zar, cuyo poder era ilimitado), con una economía de tipo feudal, y sometida a los valores del más rancio patriarcado y de la religión cristiana ortodoxa. En tales circunstancias el desarrollo económico, científico y cultural estaba completamente bloqueado, y la oligarquía (con el auxilio de la Iglesia) buscaba unicamente mantener sus privilegios reprimiendo cualquien movimiento que significara cambio.

En el caso de las mujeres, su horizonte vital se veía normalmente limitado a buscar un buen matrimonio y dedicarse el resto de su vida a las tareas del hogar. Sin embargo ya desde mediados del siglo XIX comenzaron a aparecer movimientos de rebelión de distinto signo dentro de la sociedad rusa. Las ideas socialistas y anarquistas, tomando multitud de formas, prendieron con fuerza en buena parte de los intelectuales y de la juventud. La derrota en la Guerra de Crimea (1856) colocó al zar en una situación dificil, y se incrementaron las protestas de los campesinos, los militares, los intelectuales, los estudiantes, etc, que reclamaban cambios sociales.

El más interesante de estos movimientos de rebeldía fue el de los llamados nihilistas, termino acuñado por Turguéniev en su novela "Padres e hijos" (1963) para describir el personaje de Básarov, y que estos jovenes aceptaron gustosamente como propio.

Los nihilistas se oponían a todo lo que representaba la sociedad rusa tradicional, cuestionando todas las formas de autoridad y considerando la destrucción del viejo orden como la principal herramienta de cambio político. Frente al orden patriarcal, ellos creían en la igualdad de sexos; frente a la religión cristiana, ellos eran ateos y materialistas; frente a la familia tradicional, ellos reivindicaban las comunas y el amor libre; frente al orden social establecido, ellos creían en la evolución y el progreso, rechazando todas las convenciones e ideas preestablecidas. Y por encima de todo reivindicaban el papel de la ciencia como fuerza liberadora en la construcción de una nueva sociedad, desterrando la superstición, la ignorancia y los privilegios.

Es importante no confundir el nihilismo con el anarquismo. Aunque ambos tienen en común el rechazo a la autoridad, el nihilismo es positivista y con la ciencia ocupando el lugar central, mientras que el anarquismo es más populista, buscando la emancipación del pueblo en forma colectiva y rechazando el intelectualismo. Bakunin criticaba a los nihilistas por sus planteamientos netamente positivistas, que les habían alejado del pueblo y de los problemas políticos y sociales para entregarse a una solitaria dedicación a la ciencia.

Obviamente el zar y el resto de poderes establecidos, no veían con buenos ojos a estas personas que cuestionaban el orden social, así que se dedicaron a reprimirlos con violencia. Muchos nihilistas fueron encarcelados, asesinados, o tuvieron que emigrar.

Sofia Kovalevskaya era una mujer de ideas nihilistas. Ante la imposibilidad de acudir a la Univeridad (vedada a las mujeres en Rusia, como en casi toda Europa), se marchó al extranjero acompañada de su hermana Anyuta.

Antes se había casado con Vladimir Kovalevsky, un paleontólogo evolucionista, en un "matrimonio ficticio" que tenía como única finalidad burlar las normas legales que establecían que las mujeres no podían hacer practicamente nada sin el permiso de sus maridos o de sus padres. El "matrimonio ficticio" era muy popular entre los jovenes nihilistas, y consistía en que una mujer se casaba con un hombre con el único objetivo de liberarse del yugo familiar. Posteriormente cada uno hacía su vida por su cuenta, y el marido debía darle todos los permisos que ella solicitara de manera que la mujer pudiera estudiar, trabajar, viajar, vivir en comunas, etc, sin trabas.

En Alemania, Sofia pudo estudiar con algunos de los principales matemáticos del mundo, como Karl Weierstrass. Precisamente Weierstrass fue quien dirigió la tesis con la que se doctoró en matemáticas por la Universidad de Gotinga en 1874, siendo la primera mujer en la historia que lo conseguía.

Regresó a Rusia en 1875. Lo que en un principio había sido un "matrimonio ficticio" con Vladimir Kovalevsky, se transformó en una relación seria, y ambos tuvieron una hija llamada Sofia en 1878. Sin embargo en estos años estuvo bastante alejada de las matemáticas, no le daban trabajo en ninguna Universidad y se dedicaba basicamente a frecuentar los círculos culturales de San Petersburgo, mientras su marido intentaba hacer fortuna con negocios inmobiliarios, cosa que nunca logró.

En 1879 se deterioró la relación entre ambos, y Sofia decidió retomar su actividad científica. Reanudó su correspondencia con Karl Weierstrass, viajó por Berlín y París (donde también frecuentaba círculos políticos radicales), y finalmente, gracias a su amistad con el matemático sueco Gösta Mittag-Leffler, logró en 1884 una plaza de profesora en la Universidad de Estocolmo, donde sus clases tenían gran seguimiento. También formó parte del consejo editorial de la revista Acta Mathematica, una de las de mayor más prestigio en el ámbito de las matemáticas. Entretanto había recibido la noticia del suicidio de su marido en 1883, atosigado por las deudas.

Su gran momento llegó en 1888 cuando logró el prestigoso Premio Bordin de matemáticas, siendo la primera mujer que lo lograba, para lo cual tuvo que resolver las celebres Ecuaciones de Euler "sobre la rotación de un sólido pesado alrededor de un punto fijo", un problema que desde hacía muchos años traía de cabeza a los mejores matemáticos. Esto le supuso un premio de 5.000 francos y el espaldarazo definitivo a su carrera, siendo reconocida como una de las mayores autoridades matemáticas del mundo.

Sin embargo no pudo disfrutar de su merecido prestigio durante mucho tiempo. Tras unas vacaciones en Génova a finales de 1890, regresó a Suecia en un viaje bastante accidentado. Durante el trayecto cogió un catarro, que luego degeneró en neumonía, y falleció en Estocolmo el 10 de febrero de 1891, cuando solo contaba 41 años de edad.

Tras su muerte, la fama de Kovalevskaya creció como la espuma, llegando a convertirse practicamente en un mito. Claro que para un ministro ruso llamado Pyotr Durnovo, no había para tanto, ya que "se estaba prestando demasiada atención a una mujer, que al fin y al cabo, era una nihilista"

Además de su quehacer matemático, Sofia escribió artículos de divulgación científica y otros temas como el teatro, e incluso publicó un par de novelas: "Memorias de juventud" (1890) y "Mujer nihilista" (1892) Como todos los nihilistas, consideraba que la divulgación de las ciencias y las artes era una actividad revolucionaria, una manera dotar de armas a las clases populares para acabar con la monarquía y hacer la revolución.

Si quereis saber más cosas, es muy interesante y ameno este trabajo en dos partes (Parte 1 y Parte 2) de Luis Felipe Gómez Lomelí.

Más centrado en su labor científica es este trabajo del profesor José M. Méndez, aunque contiene complejos razonamientos matemáticos. También está este artículo.

A través de Google aparecen muchos sitios donde se pueden saber más cosas sobre esta gran mujer. No hay en cambio mucha información en español sobre el movimiento nihilista ruso y cuando aparece citado es casi siempre acompañado de absurdas valoraciones reaccionarias. No obstante este breve artículo está bastante bien.

martes, 5 de enero de 2010

El camino difícil de Lee Child

Editorial: RBA

440 páginas

Isbn: 978-84-9867-533-7

$69 U$s18.2 (Convertir)

Reseña:

Nueva York. Noche. Un Mercedes llama la atención de Jack Reacher, el mejor cazador de hombres del mundo. Nunca se le ha escapado ninguna presa. Pero, por primera vez, anda perdido. Un sospechoso empresario le ha contratado para que investigue el secuestro de su mujer y su hijo. Pero, nada encaja. Edward Lane está dispuesto a pagar.

Y Reacher comienza a pensar que está ocultando algo. Algo sucio. Algo repugnante que le llevará a miles de kilómetros de Nueva York y que hubiera preferido no descubrir. Pero ya no podrá detenerse. Irá mucho más lejos de lo que pueda imaginar. Eléctrico, intenso, sin resuello, Lee Child vuelve a demostrar que es uno de los autores más adictivos de la novela negra anglosajona.

Y Reacher, como ya leímos en "Un disparo", novela también publicada por RBA, un héroe peligroso, que siempre nos acabará por sorprender a golpe de puño y pistola. Un mal enemigo.

Lee Child (Inglaterra, 1954) es un autor británico que ha cosechado un gran éxito como escritor de thrillers en Europa y Estados Unidos, país en el que reside.

Sus tramas, protagonizadas siempre por Jack Reacher -a quien algunos medios han comparado con Harry el Sucio- se caracterizan por una gran tensión y violencia que se refleja en una prosa de ritmo y acción vertiginosos. La serie -de la que ya han aparecido nueve entregas- ha sido traducida a numerosos idiomas y ha recibido los premios Barry y Anthony.



El trabajo de pensar que uno es maravilloso también es agotador


Te pido un taxi

(2009, Editorial Sudamericana)
De MH y FN

Te pido un taxi es la síntesis de que una situación, escena, momento, ya no da para más. La fiesta, cualquiera que sea, se terminó. Una noche de borrachera con una amiga, una cita a ciegas armada por el enemigo, una conversación con tu madre que te hace involucionar 15 años. Vayamos más lejos. Una relación en la que dos personas ya no se reconocen, o peor, se desconocen. Te pido un taxi es la la frase que obliga a la retirada.

Pero Te pido un taxi, la novela, es mucho más que eso. Es la historia de dos amigas que llegan al mismo tiempo a situaciones límites que las harán barajar y dar de nuevo. Cuando la vida no se parece en nada a lo que planearon, cuando el éxito laboral se convierte en un espejismo y el amor en una fórmula averiada, la amistad es, sin embargo, lo único seguro, el lugar en donde estar a salvo. La posibilidad de hilvanar todo aquello que parece arruinado.
Mercedes Halfon y Fernanda Nicolini lograron escribir una historia verdadera, sin fórmulas fáciles. Sin artilugios. Y, sobre todo, muy divertida.

lunes, 4 de enero de 2010

Robert Ludlum en estado puro


Jason Bourne era el espía perfecto, una máquina entrenada para acabar sin el menor pestañeo con quien se interpusiera en su camino, pero tras esa fachada se escondía un hombre que había perdido la memoria y la identidad. Tras recuperarlas, David Webb intenta llevar una vida común y corriente como profesor de Lingüística en la Universidad de Georgetown. Hasta que una mañana, mientras atraviesa el campus caminando, una bala pasa zumbando junto a su cabeza y Bourne se ve obligado a tomar de nuevo las riendas de su personalidad.

Pero los problemas no han hecho más que comenzar. Alex Conklin, su antiguo jefe en la CIA, y Mo Panov, el psicólogo que le ayudó a recobrar la normalidad, han sido ejecutados, lo que convierte a Webb en el principal sospechoso del crimen. Objeto de una nueva caza del hombre, el ex agente deberá enfrentarse además a Khan, un asesino a sueldo tan silencioso y mortal como el propio Bourne en sus mejores días.

La desvastada Chechenia, Nairobi, Creta y una cumbre antiterrorista en Reykiavik son algunos de los escenarios en los que se desarrolla esta trepidante novela, un thriller con el que Eric Van Lustbader ha sabido escarbar en la compleja psique de Jason Bourne sin traicionar el espíritu de su amigo Robert Ludlum.

Eric Van Lustbader

Nacido en 1946 en el Greenwich Village neoyorquino y licenciado en Sociología por el Columbia College, fue profesor de escuela, periodista musical y ejecutivo de productoras discográficas como Elektra o CBS. Antes de tomar el relevo de su amigo Robert Ludlum con cuatro nuevos títulos de la saga de Jason Bourne había escrito ya una veintena de best sellers, entre los que se encuentran La hechicera, El guerrero del crepúsculo, El ninja blanco y El anillo de los cinco dragones. Hoy día es maestro de Reiki de segundo nivel y reside con su esposa Victoria en Long Island.
Reseñas

«Ni siquiera la muerte de Robert Ludlum ha podido detener a Jason Bourne».
Publisher’s Weekly

«El legado de Bourne parece escrita por Ludlum; desde luego, esa era la idea».
Booklist

«La acción e intriga de El legado de Bourne alcanzaría para llenar tres novelas de cualquier otro género».
Book Reporter
‘Némesis’, de Jo Nesbo
Un detective con sabor al Hollywood de los años cuarenta

Por Luís Martínez González, en 20 de Septiembre de 2009

El enorme éxito que vienen cosechando las literaturas de los países nórdicos en el resto del mundo ha propiciado que podamos conocer a novelistas que, hasta ahora, habían pasado desapercibidos para nosotros. Y, a juzgar por la calidad de algunos de ellos –no de todos, que algo de moda también hay en esta corriente-, habría sido una pena que permaneciesen en el anonimato.


Uno de los últimos al que hemos tenido acceso es el noruego Jo Nesbo (Oslo,1960), uno de los más vendidos en su país y famoso, además por ser vocalista de la banda de rock ‘Di Derre’. Pero la vocación literaria de Nesbo es más bien reciente, ya que había trabajado como corredor de bolsa y periodista antes de dedicarse a la literatura. En la actualidad, combina su faceta de músico con la de escritor, tanto para adultos como para niños, ya que, para éstos ha creado el personaje novelístico del Doktor Proktor.

Nesbo alcanzó la popularidad con su primera novela, ‘El hombre murciélago’, la cual, además, sirvió de presentación a su mejor creación, el detective Harry Hole, sobre el que ya ha publicado otras seis narraciones, si la memoria no nos falla.

Hole es un joven y apuesto investigador, al más puro estilo del Hollywood de los años cuarenta. Alto, atlético y delgado, con el pelo rubio cortado a máquina y de unos treinta años, posee una amplia preparación para su trabajo. Incluso ha hecho un curso en el F. B. I. sobre asesinos en serie. Además, parece haber asentado su vida junto a Rakel. No obstante, Harry tiene un defecto: es alcohólico y, de vez en cuando, sus enormes resacas le impiden realizar su trabajo como acostumbra.

‘Némesis’, publicada en 2002 y que ahora llega a la literatura hispánica de la mano de RBA Editores, es la cuarta entrega de la serie. Se ha producido un atraco y el ladrón ha asesinado a un empleado.

Hay un sospechoso claro pero tiene una buena coartada: está en la cárcel y a Harry le han asignado una inexperta compañera, Beate Lonn.

Un contratiempo viene a complicar la investigación. El detective, en medio de una soberbia curda, se ha citado con su ex-novia Anna y, a la mañana siguiente, ésta aparece muerta. Harry es el principal sospechoso, ya que, además, no recuerda lo que hizo en las últimas doce horas.

Como vemos, se trata de una novela negra en todas sus características. Está bien escrita y nos deja un sabor añejo a los grandes detectives bebedores del género. Por algo, Nesbo es uno de los grandes creadores escandinavos de narraciones policíacas.

Anne Perry, “Una visita navideña en Romney Marshes”
Publicado por palomacvgo04 el 30 Marzo 2009



Este libro trata sobre una anciana llamada Mariah Ellison, que va a pasar las navidades con su suegra Cariline y su novio. A ella no le apetece mucho poeque quería quedarse en su casa, pero su nieta Emily no la dejó. Ella intenta llamar la atención pero no lo consigue. La anciana solía ser malhumorada y testaruda.
Un día llegó una carta de la tía Belinda, que era la tia del novio de Carolina. Decía que Maude, la hermana de Belinda (por tanto también era su tía), que había estado unos cuarenta años fuera del país por África, volvía por navidad y que ella no tenía sitio para acogerla. Carolina y Joshua aceptaron, pero Mariah estaba renegada porque no se hacía a la idea de convivir con una extraña.

Al día siguiente picaron a la puerta, era Maude. Mariah ni fue a saludarla, se quedó en el salón esperando que fuese ella a saludarla.Maude siempre contaba sus aventuras y todos, menos Mariah, se quedaban insólitos mirándola. Un día, después de cenar, Maude empezó a comer nueces de macadamia; estaban riquísimas pero hacían mucho daño a la barriga. Les ofreció a todos y todos dijeron que no, porque después se arrepentirían. Pero Maude siguió comiendo sin preocuparse porque luego se tomaría una dosis de pipermín.

A la mañana siguiente una doncella entra en el cuarto de Mariah con cara de pánico, Mariah le pregunta qué pasa y ella le contesta que Maude está muerta en su habitación. Mariah no se lo cree y lo va a comprobar por ella misma, ve que es cierto y llama al médico. En realidad Mariah sentía su muerte porque pensaba que era una mujer muy fuerte y apasionada, el médico dice que fue de un paro cardiaco. A Mariah se le da por pensar que alguien la ha matado y decide ir a darle la noticia a la familia en persona.

Al llegar a la casa de la familia de Maude, estaban todos reunidos. Belinda, la hermana mayor de Maude, es la primera en enterarse de la noticia. Le agradecen mucho que haya ido a su casa para decírselo en persona; Mariah había cambiado, era muy amable. La familia le invitó a cenar y a quedarse a dormir.

Mariah seguía diciendo que Maude no había muerto sino que la habían asesinado, hasta fingió que estaba mala para quedarse unos días más.En ese tiempo fue descubriendo cosas: ellas son tres hermanas, la mayor es Belinda, siempre lo ha tenido todo y es la mas guapa.De jóvenes, Belinda tenia un novio. A ella le gustaba, pero él la maltrataba. Ella lo dejó y a la hermana pequeña no le quedó mas remedio que casarse con él. Al poco llegó un joven apuesto que se había fijado en Maude pero Belinda se quedó con él. Maude y el joven estuvieron saliendo un tiempo, no era tan guapa como Belinda pero era amable, cariñosa ,sociable…Cuando el joven se dio cuenta que la que le convenía era Belinda, se casó con ella aunque quería a Maude. Ella, para no causar problemas, se había ido fuera del país. Y claro si volvía, Arthur se podía volver a enamorar de ella.

Era la última noche de Mariah en esa casa y ya lo tenía todo claro. Maude no había muerto sino había sido asesinada por Belinda. Todos se quedaron en blanco y Belinda confesó su crimen, todos la perdonaron pero Arthur se divorció de ella y se fue a vivir fuera del país porque quería visitar todos los sitios donde había estado Maude.

Mi opinión: me gustó, aunque es un poco lioso ya que había muchos personajes y a veces tenía que volver páginas atrás para comprobar cuál era cuál; es un libro de misterio que no está nada resuelto hasta el final y por eso cada vez quería leer más; en definitiva, un libro interesante.

domingo, 3 de enero de 2010

LA ESTANCIA DE HUGO BIOLCATI FUE DENUNCIADA EN 2001 POR TENER UN CANAL CLANDESTINO QUE AFECTABA A SUS VECINOS

La Dorita también ve bajar las aguas turbias

El actual presidente de la Sociedad Rural Argentina tiene una causa abierta por sus propios vecinos, por volcarles aguas a sus campos. Lo taparon y Biolcati volvió a abrirlo.


Por Alfredo Zaiat

La estancia La Dorita fue denunciada en 2001 ante la Dirección de Hidráulica de la provincia de Buenos Aires por la existencia de un canal clandestino que permitía escurrir sus campos afectando a sus vecinos. El dueño de esos campos es Hugo Biolcati, actual presidente de la Sociedad Rural Argentina. En esos años de padecimiento de los productores, por los efectos económicos de la convertibilidad y por la gran inundación en la Pampa Húmeda, la construcción de canales aliviadores ilegales multiplicaron los riesgos sobre el casco urbano de decenas de localidades y sobre los campos de pequeños y medianos productores. Esas obras provocaron varios enfrentamientos entre productores y también entre intendentes. Uno de los canales clandestinos que hizo estragos fue el construido en la estancia La Dorita, que servía para salvar los campos de Biolcati. Una serie de artículos publicados en esos años en el diario La Nación, medio que no puede ser señalado como enemigo del campo al expresar como ningún otro el interés de los integrantes del sector agropecuario privilegiado, refleja el caso de La Dorita de Biolcati, entre otros. El titular de la Sociedad Rural se refirió la semana pasada a la denuncia de canales clandestinos que inundaron gran parte del pueblo de San Antonio de Areco. Opinó que esa acusación era “mezquina” y que no tenía nada que ver con la “gravísima inundación”. Biolcati sabe de lo que habla.

En 2001 vecinos de Biolcati, entre los más destacados se encontraban los de la estancia Santa Elena de Inchauspe, iniciaron un expediente ante la Dirección de Hidráulica denunciando que en la estancia La Dorita se había construido un canal clandestino. Se inició una causa. Hubo un allanamiento pedido por el fiscal de la provincia el 30 de octubre de 2001. Luego de ese procedimiento que constató la existencia de ese canal se procedió a su taponamiento. Pero fue reabierto nuevamente. Los tribunales de Trenque Lauquen son los únicos en los 13 partidos del noroeste bonaerense. Los jueces de ese municipio son los que intervienen en las causas de todos los habitantes de esa región. Por ese motivo, frente a la reapertura de ese canal ilegal, el juez en lo civil y comercial Toribio Sosa de Trenque Lauquen y el delegado fiscal de la fiscalía de Estado, con sede en Trenque Lauquen, Miguel H. Paso, en marzo de 2002, libraron un mandamiento para allanar el lugar si no se permitía el ingreso y para taponar el canal clandestino. Este afectaba a las localidades de Cambaceres y French, del municipio de 9 de Julio. El juez Sosa intimó a La Dorita a abstenerse de reabrir el canal.

Expertos del sector y productores agropecuarios que batallan contra el “sálvese quien pueda” de sus pares, comportamiento que se verifica en especial entre los de mayor poder económico, destacan que el manejo del agua de la provincia ha sido históricamente desastroso. Y evalúan como muy ineficaces los mecanismos del Estado para controlar los canales clandestinos. Pero también saben que en los pueblos bonaerenses muchos de los canales clandestinos se hacen con la anuencia de los intendentes, que no se quieren enemistar con el poder económico local.

Por ejemplo, en el caso de La Dorita, el protagonista fue el radical José Andreoli, de Carlos Casares, que se suicidó con una escopeta calibre 12.70 luego de haber sido suspendido por el Concejo Deliberante acusado de cometer irregularidades en la contratación de seguros de vida para empleados comunales. También había sido denunciado por haber hecho canalizar su campo para evitar el anegamiento, como se menciona en un artículo de La Nación, publicado el jueves 25 de octubre de 2001.

El desastre de San Antonio de Areco sorprendió por su dimensión, pero no por una de las principales causas que lo precipitó: la existencia de numerosos canales clandestinos. En otra nota de La Nación, del sábado 13 de marzo de 2004, se hace mención a un documento de la Autoridad del Agua (ADA), el organismo encargado de ordenar el manejo del agua en la provincia. Ante la denuncia sobre la existencia de 1041 canales u obras hidráulicas irregulares en las zonas inundadas del centro y noroeste bonaerense en el período 2003-marzo 2004, esa dependencia oficial dio curso a un total de 994 expedientes –el resto de las presentaciones fue desestimado– y, previo análisis de cada caso, dispuso la intimación de 711 infractores, el 72 por ciento del total de los acusados. El autor de ese artículo, el periodista Pablo Morosi, precisa que la Autoridad del Agua “resolvió declarar clandestinos a 329 de esos emprendimientos (el 33 por ciento). Y logró la desactivación voluntaria, mediante un mecanismo de audiencias, de 287 obras (el 29 por ciento); además de haber conseguido sacar de operación otras siete por vía judicial”.

El entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, cuando todavía no era un abanderado de las rebelión sojera BB (Biolcati-Buzzi), firmó el 22 de octubre de 2002 la resolución 229 referida a las obras no autorizadas en los campos. Estableció un nuevo procedimiento para frenar la construcción de canales clandestinos “que alteren el normal escurrimiento de las aguas en las zonas afectadas por las inundaciones”. La resolución indica que, ante la existencia de obras sin permiso, se debe denunciar por escrito ante el distrito de Hidráulica más cercano, el cual debe comprobar la existencia de la obra y remitir la información en 72 horas al director provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas. Esta repartición, en 48 horas, debe corroborar si los trabajos están autorizados. En caso contrario, tiene que girar las actuaciones a la Autoridad del Agua, que intima al propietario de la obra. Según esa norma, si éste no presenta documentación que acredite que podía realizarlos, se declara su clandestinidad, y se lo intima a restituir la situación a su estado anterior. De no hacerlo, debe realizarlo ADA, a costa del propietario y con el auxilio de la policía.

Existe otra causa vinculada a canales clandestinos que llegó a la Corte Suprema de Justicia que involucra a La Dorita de Biolcati. Se relacionaba al riesgo de desborde de la laguna Maganini, en Casares. Este conflicto surge porque existía un canal que evacuaba las aguas pluviales hacia otra laguna que está dentro de la estancia La Dorita y que hacía imposible desagotarlo en su terreno. En 1996 la provincia de Buenos Aires, por medio de la Dirección de Hidráulica, desvió artificialmente aguas a la laguna ubicada en el campo La Dorita, que al recibir más líquido del que podía contener, desbordó y penetró en el establecimiento El Pequén, de Serenar SA, está situado en el cuartel IV del partido de 9 de Julio y comprende una fracción de 495 hectáreas.

El comunicado difundido por la Sociedad Rural se parece más a una defensa preventiva de su titular que una referencia al desastre en el centro urbano de San Antonio de Areco provocado por los canales clandestinos. La entidad manejada por Biolcati calificó como una “imprudencia” que se lancen acusaciones “sin fundamentos evidentes sobre un sector social como el de los productores agropecuarios”. “Lo genuino moralmente será demostrar un interés concreto por resolver estos problemas en lo inmediato”, destacó. Sus compañeros de la rebelión sojera de la Mesa de Enlace no desconocen la gravedad de la existencia de canales clandestinos y de la responsabilidad de las autoridades municipales y provinciales, pero también la de los productores. En una carta al lector publicada en La Nación, el sábado 27 de marzo de 2004, con el título “Tiempo de actuar”, Mario Llambías, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), aconsejó que “en el nivel municipal, al igual que los particulares, se deberán adecuar los alteos de caminos y se deberán promover por cuencas y microcuencas la constitución de consorcios canaleros vecinales para actuar sobre sus propias obras de regulación ante excesos o faltantes hídricos”. Para reclamar que “los productores, a su vez, deberían desafectar obras que no sean aprobadas y constituir rápidamente los consorcios, así como regular su funcionamiento ante las distintas circunstancias climáticas”. Llambías tendrá la oportunidad de recordar y reiterar ese pedido a su compañero de lucha Biolcati en la próxima reunión de la Mesa de Enlace
Las babas del diablo
La condena al arzobispo pedófilo Storni sólo ha merecido un comentario a la jerarquía católica: faltan la apelación y la reconciliación. Aún rige un decreto vaticano de 1962 que prescribe el absoluto sigilo y el retaceo de colaboración a las autoridades civiles. Los eclesiásticos no reconocen limitaciones legales, porque creen que la Iglesia dicta una ley superior a la de los comunes mortales.


Por Horacio Verbitsky

La condena a ocho años de prisión por abuso sexual sólo alcanza al ex arzobispo de Santa Fe Edgardo Storni. Pero el fallo de la jueza María Amalia Mascheroni alude a las complicidades que permitieron que el prelado pedófilo recién fuera castigado dos décadas después del crimen. Storni abusó de un seminarista adulto, pero el expediente judicial registra también otras víctimas menores de edad, que la justicia no investigó o cuyas causas prescribieron, ya que esa fue la estrategia central de la defensa del eclesiástico. El sucesor de Storni, José María Arancedo, dijo que esperaba los resultados de la apelación y que la justicia debe conducir a la reconciliación. Ningún medio consultó qué pensaban de esa hipótesis las víctimas del obispo predador. La página oficial del Episcopado, que registra las actividades de cada jurisdicción eclesiástica, no informó hasta ahora sobre la condena a uno de sus miembros, quien sigue figurando como arzobispo emérito de Santa Fe de la Vera Cruz y reside en La Falda, Córdoba.


Benditos sobresueldos

Storni fue designado obispo auxiliar en 1981 por Juan Pablo II, para corregir la pastoral de su antecesor, Vicente Zazpe quien había comenzado a denunciar las violaciones a los derechos humanos. En 1984 lo sucedió y estrechó relaciones con las Fuerzas Armadas. Storni fue uno de los obispos con mayor actividad política y uno de los que entre 1991 y 1999 recibió sobresueldos “por debajo de la mesa”, según la expresiva calificación del único prelado que rechazó esa dádiva arguyendo que no era transparente. José Luis Manzano puso a los obispos en la lista de Aportes del Tesoro Nacional, práctica que continuaron los ministros del Interior Gustavo Beliz, Carlos Rückauf y Carlos Corach. Esto fue al margen de los pagos legales de la Cancillería por el culto, de las provincias por los colegios y de otros aportes negros de SIDE y Presidencia. Storni recibió 92.500 dólares en 1997, 100.000 en 1998 y 154.198 en 1999. Con estas cadenas de la felicidad el presidente Carlos Menem aseguró la gobernabilidad mientras sacaba a remate a precio vil el patrimonio social acumulado por generaciones de argentinos. El método obró milagros. En noviembre de 1991, cuando arreciaban las denuncias por casos de corrupción en ese proceso de desguace del Estado y por sus consecuencias sociales, Menem fue recibido por la Asamblea Plenaria del Episcopado. Su presidente, el cardenal porteño Antonio Quarracino, no lo consultó con sus pares, cuya molestia fue expresada por el ex hombre fuerte de la Iglesia, Raúl Primatesta. Storni informó sobre la visita de Menem a los periodistas, quienes a su vez se lo comunicaron a otros obispos que no estaban al tanto. Menem se jactó de que no había discrepancias entre su gobierno y la Iglesia “por las consecuencias del ajuste económico” y dijo que “en la Argentina no trabaja el que no quiere”. Esa fue su respuesta al obispo Gerardo Sueldo, quien había dicho que “hay sectores que no trabajan porque no tienen la posibilidad” y aludido al contraste brutal “entre la pobreza de muchos y la ostentación de otros”. Siete años después pereció en un choque en la ruta, la principal causa de muerte de los sectores más avanzados de la jerarquía, como Enrique Angelelli, Carlos Horacio Ponce de León, Vicente Zazpe, Alberto Pascual Devoto o el obispo chileno Manuel Larraín, fundador del Celam. Antes de irse, Menem besó a Quarracino en la mejilla, mientras otros obispos lo aplaudían.


¿Qué se castiga?

El fallo aclara que no se pena la homosexualidad sino el aprovechamiento de la autoridad episcopal para intimidar a quienes estaban bajo su responsabilidad y cuidado. El Vaticano tiene un criterio diferente. En agosto de 2005, Benedicto XVI excluyó de la admisión al sacerdocio a “las personas con tendencias homosexuales”, porque esto “obstaculiza una correcta relación con hombres y mujeres”. El problema no sería así el abuso de poder, sino la homosexualidad, que uno de los sacerdotes que declararon ante la justicia refirió como la “enfermedad” de Storni. Varios seminaristas abusados vivían momentos de especial vulnerabilidad. Uno pidió que el obispo lo confesara porque “se sentía mal anímicamente”. Otro acababa de perder a su madre. A un tercero, Storni le dijo “te entregás o te vas”. A otro le dijo que Dios quería el amor entre los hombres. El rector del seminario diocesano, Jorge Juan Montini, informó por escrito al presidente del Episcopado de entonces, cardenal Raúl Primatesta, y al nuncio apostólico Ubaldo Calabresi de las relaciones del Arzobispo con varios seminaristas, pero lo único que logró fue que lo obligaran a dejar el cargo. El sacerdote José Guntern le escribió a Storni una carta confidencial y amistosa, para pedirle que se alejara de la diócesis porque su comportamiento afectaba “a un grupo en plena formación espiritual y humana”. Años después, cuando la carta trascendió, Storni ordenó a los vicarios de la diócesis que le trajeran a Guntern. Los vicarios Hugo Capello, Mario Grassi, Edgard Stoffel y Marcelo Mateo lo forzaron a subir a un auto y lo condujeron al Arzobispado donde lo esperaba un escribano. Lo encerraron y lo obligaron a firmar sin leerla una retractación. “En ningún momento se realizó referencia a algún acoso de tipo sexual en relación a los seminaristas. El término desliz no se refiere a lo sexual. El adolescente interpretó erróneamente los gestos afectuosos de monseñor Storni”, decía. Tres jueces que intervinieron en forma sucesiva (Julio César Costa, Eduardo Giovannini y Carlos Ferrero) procesaron a los vicarios por coacción y a Storni como instigador. De los careos surgió que Storni estaba a pocos metros cuando Guntern fue forzado y que luego de la discusión todos rezaron juntos. Esa causa paralela se cerró al morir Guntern.


El expediente vaticano

El Vaticano abrió una investigación, que encomendó al obispo de Mendoza, José Arancibia, quien documentó los abusos sexuales contra seminaristas luego de escuchar el testimonio de 47 jóvenes, sus familiares y la psicóloga que los atendió. Pero el episodio sólo se publicó en la edición rosarina de este diario y el Vaticano archivó el informe. En 1995 el papa Juan Pablo II ratificó su confianza en el arzobispo pedófilo. Con ese respaldo, Storni hizo gran alarde de actividad contra los proyectos de ley de salud reproductiva, la distribución de anticonceptivos en los hospitales públicos y en reclamo de mayores aportes del Estado para las escuelas confesionales. El Vaticano tampoco tomó en cuenta las denuncias de ex detenidos desaparecidos que dijeron haberlo visto en los campos de concentración en los que estaban recluidos. La causa judicial en contra de Storni recién se abrió en 2002, cuando la publicación del libro de Olga Wornat La Santa Madre impulsó a uno de los seminaristas a acercarse a la justicia. En su requerimiento de instrucción la fiscalía solicitó que se pidiera al Vaticano aquel expediente y que Arancibia fuera citado a declarar como testigo. Arancibia no respondió y el fiscal pidió que se lo denunciara por la comisión de delito. Pero la resolución de la magistrada deja entender que nada de eso ocurrió. Es ostensible que además del secretismo vaticano, estas prácticas son favorecidas por la reverencia hacia la institución que se refiere a sí misma como Madre y Maestra.


El mandato de sigilo

Esto no ocurre por casualidad. El decreto Crimen sollicitacionis, emitido en 1962 por la Congregación para la Doctrina de la Fe, dispuso que no se diera aviso a las autoridades civiles de las denuncias por abusos sexuales y que los acusados fueran traslados a otra diócesis. Escrito en latín, impone la obligación de guardar secreto al sacerdote señalado, a cualquier testigo y a la propia víctima, bajo pena de excomunión. Su objetivo manifiesto era proteger la reputación del sacerdote mientras se investigaba, pero en la práctica se utilizó para silenciar todos los casos. Tal como ocurre con la política de rotación de acusados de la policía de la provincia de Buenos Aires, el traslado a otra diócesis sin avisar a los fieles de sus antecedentes ni impedirles el contacto con niños y jóvenes, les permitía repetir sus iniquidades. Durante veinte años, el cumplimiento del decreto estuvo a cargo del cardenal Joseph Ratzinger. En 2001, Ratzinger modificó el decreto, sólo para atribuir al Vaticano competencia exclusiva en casos de abusos sexuales, es decir reforzar el secreto. En 2002 estalló el escándalo de los curas pedófilos en Estados Unidos, donde se formó una junta nacional de revisión formada por laicos y presidida por el gobernador católico de Oklahoma, Frank Keating. Esta respuesta política del Episcopado estadounidense causó escándalo en Roma. Según un artículo publicado en el New York Times desafió la opinión de la Iglesia sobre sí misma, como una institución eterna y no terrenal, que sólo responde a Roma y no a los poderes temporales. Los obispos estadounidenses que establecieron una política de tolerancia cero hacia los abusadores respondieron a la crisis en forma casi secular, política, reescribiendo reglas, confesando faltas y reconociendo que necesitaban auxilio externo para mantenerse honestos, dijo el diario. “Para algunos funcionarios vaticanos, esto representó un asombroso apartamiento de la teología y la costumbre y un pertubador precedente”. Uno de ellos dijo que los obispos manejaban el tema “como si no entendieran quiénes son”. Keating quien debió renunciar a la Junta de Revisión después de una entrevista en la que comparó el comportamiento de algunos sacerdotes y obispos con el de la Cosa Nostra. En su carta de renuncia dijo que “rechazar las citaciones judiciales, suprimir los nombres de los clérigos acusados es el modelo de una organización criminal, no el de mi Iglesia”. Lo que más preocupó al Vaticano fue que el Episcopado estadounidense se obligó a separar del ministerio activo a cualquier sacerdote que hubiera sido blanco de una acusación de abuso sexual infantil y a “informar de esas acusaciones a las autoridades civiles, privándolos de cualquier discreción”. Esta molestia tiene profundas raíces filosóficas. La Iglesia Católica está mal predispuesta a someterse a las leyes que obligan a todos los ciudadanos, porque se considera depositaria de una ley superior, que llama natural y originada en la voluntad divina, de la que se proclama heredera y única intérprete. Ése es el fundamento tanto de su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo o al aborto cuanto de su indulgencia con los sacerdotes pedófilos. Antes que someterse a la ley prefieren dictarla.


Amedrentar a la víctima

En el documental de 2007 “Abusos sexuales y el Vaticano” la BBC investigó el efecto de este decreto, con casos de Irlanda, Estados Unidos, Gran Bretaña y Brasil. El sacerdote irlandés Tom Doyle, un canonista separado del Vaticano por cuestionar esa política, refiere que en ningún documento se habla de ayudar a las víctimas, sólo de amedrentarlas y castigarlas por revelar los hechos. El fiscal de Arizona Richard Romley solicitó al Vaticano que dispusiera el regreso a Estados Unidos de dos sacerdotes pedófilos que habían huido a Roma, pero el entonces secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano, se negó a recibir la carta, según indicó el correo italiano. Antes, había ordenado guardar toda la información en la Nunciatura Apostólica, cuyo status diplomático la pone a salvo de allanamientos judiciales. Uno de los sacerdotes estuvo refugiado en la sede romana de su orden mientras duró el juicio de extradición, pero desapareció de allí luego de perderlo.


Los legionarios

Este año, Benedicto XVI ordenó intervenir la Orden de los Legionarios de Cristo, una secta ultraconservadora y multimillonaria financiada, entre otros, por el magnate de las comunicaciones Carlos Slim. Antes de su ascenso al papado, en 2004, Ratzinger había investigado los abusos sexuales del fundador de la orden, Marcial Maciel, acusado desde la década de 1940 por episodios de pedofilia, pero el expediente se archivó porque el sacerdote mexicano era amigo personal de Juan Pablo II. Ya como papa, Ratzinger negoció un acuerdo: la renuncia a la acción canónica a cambio de un retiro silencioso de Maciel de cualquier actividad pública. El trato se cumplió hasta la muerte de Maciel, en 2008, pero el año pasado el papa dispuso intervenir la poderosa orden cuando se supo que Maciel había mantenido durante años a una amante y a la hija que tuvo con ella. Esta decisión, igual que la condena a Storni, sugieren que algo comienza a cambiar, pese a la tenaz resistencia de quienes desearían mantener por toda la eternidad, privilegios que no tienen el resto de los mortales y que se ejercen a expensas de los más débiles, esos pequeños del Evangelio a quienes Jesús dijo que nadie podría escandalizar sin eludir su ira.