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jueves, 29 de octubre de 2009

De eso no se habla
“Mantener relaciones de pie, evita embarazos”; “cuanto más sexo se tenga, mayor será el tamaño del pene”; “los homosexuales no tienen los mismos derechos que las personas normales”…


Estas son algunas de las afirmaciones que se presentaron a un grupo de alumnos de entre 13 y 18 años de edad, pertenecientes al Instituto Provincial de Enseñanza Media 136, Alfredo Palacios, de la Ciudad de Córdoba, para que las tildaran como verdaderas, falsas o desconocidas. Se realizaron en el marco de una encuesta dirigida a conocer qué y cuánto conocen los adolescentes cordobeses en materia de sexualidad, con el fin de poder dar cumplimiento a la Ley Nacional de Educación Sexual Integral, según lo que informara la Directora de la Institución, Marcela Acosta.


Los padres de muchos alumnos protestaron por el tenor de las preguntas, el tema tomó estado publico a través de los medios de comunicación, y finalmente, el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba dispuso que no se relevaran los datos obtenidos, se rediseñara el proyecto y se elaborarán estrategias para integrar en el mismo a los progenitores. En otros términos: se frenó la iniciativa académica.


Las palabras de los padres: “Esto no es educación sexual; buscan pervertir a los chicos. No son preguntas adecuadas y sólo pueden hacerlas mentes enfermas”, manifestó Laura Acosta, mamá de una alumna del colegio. Ana María, abuela a cargo de una niña de 12 años opinó: “Deberían habernos dado una clase a los padres para que sepamos. Ahora ellos saben más que nosotros”. “Querrán que los chicos experimenten. Es una falta de respeto. Les están despertando la picardía, la curiosidad”, agregó Livio Peralta, otro de los papás.


Así las cosas, cabe preguntarnos: ¿realmente el léxico utilizado puede pervertir a los educandos o bien es útil para investigar qué piensan y así poder ayudarlos a vivir más naturalmente su sexualidad? ¿La picardía y curiosidad no se generan en el niño desde temprana edad? ¿O es la educación sexual la que las activa?


Luis María Aller Atucha, miembro de la Federación Sexológica Argentina, en su libro “Pedagogía de la Sexualidad Humana” explica que la educación sexual “…transmite los conocimientos necesarios para que el individuo pueda desarrollar las actitudes y asumir los valores que le permitan aceptar y vivir su sexualidad y la de los otros en forma sana, placentera y responsable”. Hoy en día, este concepto debe articularse con el de Educación Sexual Integral, como instrumento pedagógico indispensable para desarraigar ideas perimidas sobre el sentido pecaminoso del placer y educar respecto del valor de la sexualidad en todas sus dimensiones: biológica, psicológica y las relacionadas con la comunicación y plenitud de la pareja humana, desde el placer, y no como exclusiva función reproductiva.


En la actualidad, el mundo occidental transita una etapa de transformación y “explosión de la sexualidad“, por lo que la vemos a diario como protagonista en la publicidad, el cine, la literatura, el teatro, en Internet y otros medios. Incluso desde la Iglesia se alzan algunas voces reconociendo su valor más allá de la reproducción.


Pero pese a ello, se mantienen algunos tabúes y mitos que oscurecen la visión placentera de la sexualidad y ponen de relieve la enfermedad, la anormalidad y el oscurantismo.


En nuestro país, desde octubre de 2006 está vigente la Ley Nacional de Educación Sexual Integral, que en su artículo 1º establece : “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral (…) la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos…”.
Para ello se crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, cuyos objetivos son:
- Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas.
- Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y
actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual
integral.
- Promover actitudes responsables ante la sexualidad.
- Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular.
- Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.


Además, la ley promueve la creación de espacios para la información de los propios padres y así vincular más estrechamente la escuela y la familia en el logro de los objetivos del programa.


En este contexto, los cuestionamientos de los padres a las preguntas de la escuela cordobesa, deben pensarse desde la realidad de la sociedad actual y en el marco de la legislación que establece la obligatoriedad de la educación sexual.


Cabe destacar que la encuesta fue elaborada por profesionales: dos docentes, un ginecólogo y una profesora de biología. No aparece por ello como improvisada o acientífica. Quizá el error haya estado en no haber efectuado una reunión previa con los padres, para informarles acerca de la realización de este cuestionario, con lo que inclusive se habría cumplido con el programa de Educación Sexual Integral en cuanto intenta vincular a la familia con la escuela. Más allá de esa omisión, habría que preguntarse si existen verdaderas razones para oponerse y horrorizarse como lo hicieron los progenitores de muchos de estos adolescentes o si el problema es que se resisten a la educación sexual integral.


El vocabulario, principal materia de crítica del cuestionario, es el que utilizan los jóvenes y adolescentes, y por lo tanto sus propios hijos, a la hora de hablar de sexo; y muchas de las frases que se incluían en la encuesta forman parte de creencias populares, vigentes en la actualidad, pese a que son erróneas y abstrusas.


La curiosidad, existe en los niños desde los primeros meses de vida, es tan natural como el apego a la madre, y aparece nítidamente en los juegos, como en el del “papá y la mamá”, entre otros tantos. Mal puede entonces despertarse en un chico de 13 años o más, como sugiere uno de los padres. El ejemplo citado viene al caso, por otro lado, porque refleja, justamente, la manera en que en nuestra sociedad todavía se transmite a los pequeños la idea de la función exclusivamente reproductiva del sexo, al punto de que cuando este juego se vincula a la exploración y el descubrimiento de los cuerpos, se los censura (pese a que los mayores tuvieron las mismas naturales curiosidades).


Estas opiniones, se contraponen a un hecho social innegable: el que las imágenes relacionadas con la sexualidad forman parte de lo cotidiano y por ende ni adultos ni jóvenes ni niños escapan a ellas. Entonces, desde la sociedad ¿les permitimos captar lo que los medios de comunicación difunden, pero no podemos aceptar una encuesta con la que se intenta conocer primero cuáles son sus ideas, para poder trabajar después en base a ello, y educar como manda la ley? ¿No es necesario trabajar conjuntamente para que se interprete la información que brindan los medios y así evitar que los niños y adolescentes codifiquen cada cual a su manera, pudiendo caer en confusiones y erradas elucidaciones?


En realidad los padres no sólo cuestionan la forma de las preguntas, sino que en el fondo se resisten a la educación sexual en la escuela y al esclarecimiento de la sexualidad como parte de lo humano, que va más allá de lo biológico.


Es hora de superar esta contradicción, que no hace bien a nuestros jóvenes. Si no comenzamos a educar a nuestros niños en materia de sexualidad, con madurez y coherencia, seguirán creciendo la cifra de abortos, de embarazos no deseados, de infectados de HIV, como así también de personas, jóvenes y viejos, que no se permiten, o no pueden, disfrutar de su sexualidad, porque la siguen considerando como prohibida, pecaminosa o riesgosa para la salud, entre otras concepciones alteradas. Sin embargo, el verdadero riesgo para los jóvenes aparece en la continuidad de estas ideas falsas. En la comodidad del “de eso no se habla”.


En síntesis: la resistencia a la encuesta es otra muestra de las razones por las que estamos tan atrasados en materia de educación sexual.


Llegó el momento de dejar de lado la vergüenza. Si los padres evitan o se incomodan frente al tema del cuerpo y de la sexualidad, es improbable que quienes son niños hoy, cuando adultos lleguen a tener relaciones sexuales sanas, placenteras y responsables.


Es mucho más sano enfrentar, aunque cueste, desde la familia y la escuela, a los mitos y tabúes de toda clase, para que los alumnos puedan responder, sin dudar, que mantener relaciones sexuales de pie NO evita embarazos.

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