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jueves, 29 de octubre de 2009

Escrito por Laura Gelfi Miércoles, 09 de Septiembre de 2009 15:24

Tarea para el hogar: terminar con la violencia escolar
El pasado 1 de septiembre fuimos espectadores de otro episodio de violencia en las aulas. Lucas González, un adolescente de 16 años de edad, alumno de la Escuela 5 de la localidad de Benavídez, fue asesinado a la salida de clases. El motivo aún se está investigando pero fueron detenidos dos estudiantes de su mismo colegio, uno de 15 años, como supuesto autor material del hecho y el otro de 14, como partícipe.

La cantidad de delitos que son noticia en Argentina produce escalofríos, pero cuando son adolescentes o niños los protagonistas, la sensación no admite calificativos. Al fin y al cabo, la escuela tendría que ser un lugar seguro donde dejar a nuestros hijos para que se “formen”, pero ¿que se formen en qué? Actualmente, parece que en violencia, en discriminación, en robos, en destrucción, en intolerancia. Porque el de Lucas es un caso extremo que terminó con su vida, pero todos los días se producen y reproducen peleas, hurtos y malos tratos en las escuelas. La problemática es compleja ya que en la mayoría de los casos comienza en el hogar.

Los progenitores tienen un rol decisivo en la construcción de la identidad del niño. En los primeros años de vida, el infante imita la manera en que se comportan los adultos, por eso es importante que los referentes no sólo eduquen a sus hijos desde la palabra sino también a partir de sus actos. Aquí nos encontramos con el primer punto emblemático: la violencia vive en muchos hogares y se instala en la relación de los padres entre sí y de ellos hacia sus hijos. El niño, por supuesto, absorbe y repite ese comportamiento.

Sin embargo, esta problemática no sólo tiene origen en la familia sino en la crisis social, económica y cultural que atraviesa el país. Los medios de comunicación no están exentos de ella y estimulan la violencia con constantes imágenes, tanto de la ficción como de la realidad, de robos, asesinatos y todo tipo de transgresiones a la Ley.


En este contexto, que no diferencia clases sociales, llega el niño a la escuela; a esa institución que debería ser de formación y contención, pero que también en estos tiempos se ve muy deteriorada. Los propios docentes, cuya función social parece ser desvalorada, están desbordados, no saben si actuar permisivamente o con rigor y algunos hasta generan más violencia (que puede ser psicológica o física).

Así se producen casos como el de Lucas a quién apuñalaron a la salida del colegio. Y está tan naturalizado el delito en nuestras vidas que ya casi ni nos sorprende que un adolescente lleve un cuchillo a la escuela y además, acabe con la vida de otro.

Ahora bien, ¿cómo se combate la violencia escolar? Por empezar, en todos los frentes. Desde el Ministerio de Educación de la Nación se están realizando gestiones; existe un programa denominado “Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas” lo cual demuestra que al menos se reconoce el problema y se intenta abordarlo, aunque de una manera acotada. Pero es importante que el Gobierno comience a trabajar conjuntamente con la familia ya que es un punto crucial en la cuestión de la violencia en las aulas.

Como esta problemática se define compleja, la solución también lo es. Para acabar con la violencia escolar tenemos que terminar con todas las violencias que nos aquejan a diario: la inseguridad, la pobreza, el hambre, la drogadicción, las desigualdades, la impunidad, entre otras tantas. ¿Empezamos con la tarea?

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