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domingo, 10 de enero de 2010

Un invento moderno para la inserción social


Domingo 10 de Enero de 2010 ¿De qué hablamos cuando hablamos de trabajo? Esta fue la pregunta que LA GACETA hizo a historiadores, sociólogos y filósofos tucumanos. Los especialistas analizaron los cambios que ha sufrido ese concepto a lo largo del tiempo y de las sociedades y, a la vez, reflexionaron acerca de la vigencia que tiene en la actualidad.


El trabajo ha vuelto a ser noticia a finales de 2009 y en los comienzos de este año. Los índices de la desocupación en Tucumán correspondientes a julio, agosto y setiembre pasados volvieron a subir a dos dígitos, pero el Gobierno anticipó que bajarán a 8 puntos en el último trimestre.
Luego, la oposición criticó que el alperovichismo no creará las condiciones para que la planta de tratamiento de biodiesel que el Grupo Lucci instaló en Santiago del Estero fuera radicada en Tucumán. Y el propio gobernador, José Alperovich, respondió que por la tercera parte de los beneficios fiscales que obtendrá esa inversión, que según él sólo da empleo a 50 personas, en Tucumán funcionan call center que le dan empleo a 5.000 tucumanos.


Más tarde comenzó a implementarse el programa "Argentina Trabaja" y, con independencia de las derivaciones de las denuncias de algunas beneficiarias, muchos cooperativistas que dialogaron con LA GACETA enarbolaron discursos acerca de la dignidad que significa brindar un servicio a cambio de ganarse una remuneración.
"El trabajo es una instancia fundamental de la teoría de la sociedad, ya que se ha convertido, especialmente desde los inicios del capitalismo, en una relación social fundamental. Por ello, en la actualidad el trabajo -o la falta de él- se ha convertido en una preocupación central de los gobiernos. (...)

Parten de una noción muy arraigada: todo el mundo necesita trabajar y, por ello, parece obvio que el trabajo siempre formó parte de la estructura de la sociedad.
Sin embargo, no siempre ha sido así. Lo que nosotros hoy llamamos trabajo es una invención de la modernidad cuya característica es la de otorgarnos una identidad social", reflexiona María Fernández de Ulivarri, licenciada en Historia de la UNT, quien prepara la tesis doctoral "Trabajadores, sindicatos y política en Tucumán - 1930 / 1943".

Precisamente, historiadores, sociólogos y filósofos consultados por este diario reflexionaron acerca de cuál es, hoy, la concepción del trabajo. La evolución de ese concepto a lo largo del tiempo es todo un parámetro acerca de la correlativa evolución de la sociedad y de sus valores.

"Para Dominique Méda, ’el trabajo es factor de integración no sólo por ser una norma, sino también por ser una de las modalidades del aprendizaje de la vida en sociedad.’. En consecuencia, el trabajo, en su sentido moderno, se construye como una "ética del trabajo" que da forma a una asignación normativa y estandarizada para participar en la sociedad -advierte Fernández de Ulivarri-. Pero el trabajo, en los términos aquí expuestos, se ve reducido a lo que llamamos empleo".

Un ideal socialmente útil que ha sobrevivido
Luis M. Bonano - Historiador

En la Antigüedad y en la Edad Media trabajar era considerado "actuación de inferiores", de los estratos sociales más bajos, y esa noción fue traída por las culturas europeas a América, sobre todo las de la península ibérica, durante el siglo XIX y principios del XX. Fue la burguesía la que impuso la idea del trabajo como la forma de acumular riqueza y construir el propio destino.

Sin embargo, sucesos como la crisis del petróleo del ´73, la dictadura militar en la Argentina y la aparición del neoliberalismo debilitaron ese ideal que ponía al trabajo como la mayor realización de lo humano. Esto posibilitó que una parte de la población desarrolle cierto escepticismo ante la noción de que el trabajo sea socialmente útil y un instrumento idóneo para el crecimiento, tanto personal como familiar, pero la cultura del trabajo existe porque si no la hubiera ya no se produciría riqueza.

La figura de la dádiva se impone sobre la de servicio
Jorge Saltor - Filósofo

A cada trabajo se lo asocia con una escala de valores diferente, dependiendo de la actividad. Hay algunos que no se los valora lo suficiente, como es el caso de los docentes primarios, por ejemplo, y otros que son moralmente inadecuados por los que el concepto se desvirtúa.

Ejemplos de el segundo grupo pueden ser los relacionados al narcotráfico, la venta de remedios vencidos o el caso de los "punteros", que distribuyen lo que no es propio persiguiendo fines políticos. En la actualidad, la cultura del trabajo, sobre todo en algunas capas de la sociedad, parece haber perdido esa noción, que trajo el inmigrante, que valoraba la posibilidad de ascenso social en base al esfuerzo físico y mental.

Hoy hay quienes esperan conseguir prosperidad a través de dádivas y asistencialismo y pierden de vista que la idea de trabajo se basa en prestar un servicio a los demás sintiéndose útil uno mismo.

Tiempo de evaluar para qué han servido los planes
Maria Celia Bravo - Historiadora

Los cambios a partir de la década del ´90 con la desregulación de políticas generaron una gran cantidad de desocupación y con eso también se quebró una especie de cultura en torno a la cual el trabajo implicaba un mejoramiento social que, a su vez, significaba un progreso indefinido que aseguraba una integración social, aparentemente, continua y permanente. A partir de la crisis de 2001 el Estado implementó una serie diversa de planes sociales, desde los que incentivan a las empresas a tomar empleo a otros que otorgan una retribución a los sectores más vulnerables. El trabajo y la educación son dos factores fuertes que permiten algún tipo de inclusión social. El desafío es ver si el Estado puede nivelar desde el punto de vista educativo, evaluar la efectividad de estos planes y posibilitar que quienes sean beneficiarios logren un sentido de integración social y de dignidad.

Del paraíso perdido al concepto de justicia distributiva
Jorge Estrella - Filósofo

A grandes rasgos, la historia del trabajo en occidente pasó por una serie de etapas. En la prehistoria se sobrevivió gracias al esfuerzo colectivo, en la Grecia clásica la acción manual fue delegada a las clases inferiores y el ocio como ejercicio del conocimiento y de la acción política era la tarea esencial del ser humano. Aristóteles, por su parte, proclamó la distribución de sueldos y honores acorde a los méritos de trabajo. En la Edad Media reaparece como castigo a la pérdida del paraíso mientras que en los tiempos modernos el trabajo surge como actividad acordada por contrato entre partes. En la visión contemporánea de la cultura del trabajo se reacomodan esas interpretaciones: es acción destinada a la supervivencia, implica un vínculo contractual, acoge la justicia laboral distributiva según una escala de méritos y se estima positivamente el tiempo trabajado al generar bienes y servicios.

"El mercado no tuvo piedad con los marginados"
Gustavo Rubinstein - Historiador

La trama dramática que el menemismo ofreció a la historia argentina desnudó una perspectiva cultural en la que el trabajo dejó de ser un valor. La máxima de Luis Barrionuevo, "nadie hace plata trabajando", se proyectó y planteó la síntesis dolorosa de una época. Muchos percibieron que la escuela y la universidad habían dejado de ser garantía de progreso y las abandonaron. Y el mercado no tuvo piedad con los marginados condenándolos a "no ser". Entonces, entre la pérdida de ilusiones y los sueños y la necesidad de subsistencia se formó un "ejército de mano de obra" que terminó por dinamitar las bases culturales del trabajo. Se trata, en suma, de recuperar la noción de cultura de trabajo, en la que el Estado contemple la necesidad de estimular el empleo digno, volviendo a las personas actores independientes, tanto del mercado como de gobiernos.


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