NO HABRA MÁS PENAS NI OLVIDO - Osvaldo Soriano
Publicado por ignacio el argentino
“Escribí No habrá más penas ni olvido acá, en 1974, aunque muchos creen que fue durante el exilio. Era un momento difícil de mi vida. Mi viejo se estaba muriendo. Yo estaba muy sensibilizado por ese disparate que ocurría en el país y que nos desbordaba en todos los aspectos: ¿qué era eso de que Perón bautizara como peronistas a quienes no lo eran y echara peronistas que sí lo eran?….”
Muchas veces, los argentinos nos criticamos y nos decimos mutuamente, que somos de una forma, que somos de otra, pero en realidad no terminamos de definir qué somos, o mejor dicho cómo somos, y es aquí en este problema o duda existencial, donde entra de lleno la figura del inefable Osvaldo “Gordo” Soriano, cuya vida se apago allá por enero de 1997, pero cuya literatura nos acompaña de aquí hasta el triste, solitario y final. Leer las novelas de Soriano, es observar y entender de una manera tragi-cómica, lo que somos los argentinos y lo que es nuestra sociedad. Los personajes de Soriano son como nosotros, pero tal vez más nosotros somos como sus personajes.
En No habrá más penas ni olvido, el autor nos inserta en la dura y sucia década del 70´, en el inventado pueblo de Colonia Vela, donde la no inventada tragedia del fratricidio entre los hijos y los no tan hijos de Perón, bañararon de sangre, crueldad y terrorismo político a la sociedad argentina toda en su conjunto.
A lo largo de la novela, desfilan personajes tan disparejos por citar algunos, como un borracho convertido en francotirador, un fumigador que se transforma en piloto de guerra tirando bosta de animales, un agente de policía que para el final de la novela ya es comisario, y obviamente no podemos olvidar a la patota de asesinos de la Triple A. Frases como “Perón o muerte”, “Viva la patria carajo” y el irremplazable “boludos” abundan en el texto, pero como iba a ser de otra forma si los personajes son argentinos y peronistas.
La obra de Soriano, nos entretiene, nos hace sonreír, nos hace entristecer, nos hace odiar, nos hace soñar, en fin, nos cuenta nuestra historia, tal vez si bien no logre que no haya más penas, sin duda y en honor a su memoria, el “Gordo” Soriano con su escritura borra de una vez y para siempre el olvido.
Por lo tanto puede que aún haya penas, pero ya no más olvidos. Gracias Gordo.
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sábado, 28 de noviembre de 2009
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