Sinopsis
Por 20 minutos.es
Tom, un prometedor arquitecto que escribe tarjetas de felicitación, cree en la existencia del amor verdadero y está convencido de que va a encontrarlo. Sus sospechas quedan confirmadas cuando conoce a Summer, la nueva secretaria de su jefe, y se enamora perdidamente de ella. Mientras Tom intenta convertirla por todos los medios en la mujer de su vida, Summer parece tener otros planes. Un gran lío amoroso, desde las primeras citas, hasta los reproches, pasando por los encuentros más románticos.
"(500) Días juntos" es una comedia romántica que, marcada por un tono independiente, pretende dar respuestas a los tópicos relacionados con el amor: ¿existe la media naranja?, ¿puedes seguir creyendo en la pareja cuando pierdes una?, ¿la vida te cambia tus ideales románticos? El encargado de dirigir esta reflexión a modo de película se llama Marc Webb y debuta en el largometraje de ficción. Webb, como sus guionistas, concibieron el personaje de Summer como el de la chica ideal de la que todos los jóvenes se han enamorado una vez, y el personaje de Tom en defensa de los románticos empedernidos que aún quedan en el sexo masculino.
La pareja protagonista está formada por Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel. Él ha intervenido en títulos como "Caos" o "Brick", aunque también tiene experiencia en el humor romántico gracias a "10 razones para odiarte". Ella es una actriz conocida por su trabajo en películas tan diferentes como "Un puente hacia Terabithia", "El incidente" o "Di que sí". "(500) Días juntos" fue presentada en el Festival de Sundance 2009.
Crítica
El amor es un viaje, frecuentemente, de ida y vuelta que el cine, al menos el comercial, sólo nos enseña en la ida. El mérito principal de " (500) días juntos" es precisamente ése, reírse del amor y sus miserias, desde el desplome de la curva descendente. En ese sentido, y en muchos otros, la ópera prima de Marc Webb es una comedia romántica a contrapelo; es más, no es una comedia romántica en absoluto. Más bien es una comedia no-romántica, no-amorosa y no-sentimental, aunque, y esa es la gracia, se disfrace de tal, al ritmo meloso de Los Smiths, Feist o Carla Bruni.
"(500) días juntos", gran revelación de la temporada indie norteamericana, no es una película que se signifique por la originalidad del planteamiento, ni por su trillado periplo de desamor desbocado. Lo que la hace única es la frivolidad irresistible del tono, su desternillante aparejo autoparódico y su muy imaginativa y cantarina puesta en escena. Webb nos introduce en la clamorosa caída del guindo de un primo cualquiera, idealista y amante del amor, que cree haber encontrado a la mujer de su vida atolondrado en por los flechazos de Cupido hasta que le toca lidiar con el amargo sabor de las calabazas y los sueños rotos.
Sustentada en un libreto de lengua afilada, tan agudo en su espumosa mitificación-desmitificación del querer romántico como comprometido con la subversión del tópico y la chanza generacional a costa de unos treintañeros representativos, de carne y hueso, esta deliciosa inmersión en la hiel del desencanto amoroso derrocha imaginación visual, musical y formal por todos los poros de su piel. "(500) días juntos" es un pseusdocómic, un artilugio de impagables propiedades lúdicas, que se toma a sí mismo a guasa dignificando así la comedia pop de toda la vida, melódica y bañada de sentimentalismo de estribillo machacón.
Nada nuevo bajo el sol, pero Webb es un tío con talento que sabe exprimir al máximo el brillo engañoso del estereotipo, que tiene, es evidente, un don innato para la alta comedia urbanita, y, más importante, la habilidad de contar historias cambiando de registro a cada esquina. Su película es un collage de formatos, que juega magistralmente con el efecto polivisión, con las idas y venidas en el tiempo, saltando de la lágrima (nada solemne) a la guasa sin trastabillar ni despeinarse, que sabe, y es tiene mucho mérito, ser diferente haciendo un cine que no lo es en absoluto.
El resultado es una cinta entrañable, con corazón y carácter, tierna, que no ternurista, cachondísima y con licencia para dejarte con un palmo de narices, no tanto por el qué como por el cómo. Cine que inyecta contundentes dosis de buen rollo en vena con buenas artes y, en última instancia, una de esas películas que recomiendas a todo hijo de vecino para alegrarle la vida.
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jueves, 26 de noviembre de 2009
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