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viernes, 27 de noviembre de 2009

Creer o reventar: Historias de sexo del espacio exterior

Desde el famoso rapto de Antônio Vilas Boas en 1957 se sucedieron muchos "encuentros demasiado cercanos" donde los testigos alegaron haber mantenido relaciones sexuales con las supuestas criaturas de otros mundos. Los casos mas increíbles y una hipótesis (¿cómo decirlo?) excitante..




CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - “Sombras grises incansables y hambrientas, volando en discos brillantes, preparadas y dispuestas a alimentarse de las almas de la Humanidad... consumiendo la mente colectiva de la Humanidad, atacando silenciosamente el lugar más importante tocado por Dios... los vientres de nuestras mujeres. Allí ellos se entretienen, vientre tras vientre, desvalijando el sitio más precioso de todo el Universo con su simiente muerta”.

Esto escribe Nigel Klemer en su “Song of the Greys” (“Canción de los Grises”, 1997), refiriéndose a la manifiesta obsesión alienígena por la sexualidad humana y la procreación. Casi desde sus inicios, el sexo y los OVNIs se convirtieron en inseparables compañeros de cama. La aventura del joven brasileño de 23 años Antônio Vilas Boas el 16 de octubre de 1957 probablemente acabó convirtiéndose en el caso más famoso de sexo interestelar.

Antonio se encontraba arando un campo en la granja familiar cuando el motor de su tractor se detuvo, al mismo tiempo que un objeto con luces púrpuras descendía del cielo. Varios humanoides enfundados en sus trajes espaciales salieron del aparato, lo capturaron y lo llevaron a su interior, donde lo sometieron a lo que parecía ser un examen médico. Lo desnudaron, le extendieron un líquido extraño por todo el cuerpo y le tomaron una muestra de sangre. Lo dejaron solo en una habitación durante un buen rato hasta que apareció una bella mujer de pelo claro.

Estaba también desnuda y Antônio se sintió rápidamente atraído hacia ella. Sin hablar ni besarse, hicieron el amor, mientras ella gruñía como un perro. Pese a las extrañas circunstancias (o quizá porque el líquido tenía unas propiedades similares a la Viagra) Antonio incluso tuvo ocasión de una segunda vuelta. Entrevistado más tarde, declaró: “Antes de dejarme, ella se volvió hacia mí, señaló a su vientre y sonriendo... apuntó al cielo.” Antes de dejarlo ir, sus captores invitaron a Antonio a dar una vuelta por toda la nave. Antônio llegaría a convertirse en abogado y, 30 años después, seguía manteniendo sus declaraciones.

Los famosos contactados de los años 50 hicieron relatos semejantes sobre sensacionales relaciones sexuales con los ocupantes de los OVNIs. Howard Menger, por ejemplo, mantuvo encuentros regulares con Marla, una bella mujer rubia procedente del espacio exterior que aseguraba tener 500 años de edad.


Ella proyectaba tal “calor, amor y atracción física” que él la encontraba irresistible. Merger se divorció de su mujer para casarse con Marla (conocida en la Tierra como Connie Weber).

Truman Bethurum, a partir de Julio de 1952, también afirmó haber mantenido distintos encuentros con Aura Rhanes, la capitana de un platillo volante, que él describía como “lo máximo en belleza y formas bien proporcionadas”. La mujer de Bethurum no quedó tan impresionada por aquella “reina de las mujeres” y acusó a Rhanes en su petición de divorcio.

Desde finales de los 40 hasta principios de los 60, las mujeres contactadas (en contraste con las actuales mujeres abducidas) fueron pocas y muy distanciadas. Pero ello queda compensado con la asombrosa historia de Elisabeth Klarer, quien en 1956 se enamoró de Akon, un científico que se la llevó a su planeta natal, Meton.


Allí la sedujo diciéndole: “Sólo unas pocas mujeres de más allá de este sistema solar son escogidas con el propósito reproductivos para infundir sangre nueva en nuestra antigua raza.”

Esa declaración funcionó; “me rendí en éxtasis a la magia de su forma de hacer el amor”, escribiría más tarde. Klarer aseguraba que su “magnética unión” produjo un hijo perfecto y muy inteligente al que llamaron Ayling. Ella fue devuelta sola a su hogar en Sudáfrica y allí moriría en 1994; por todo lo que sabemos, el hombre de las estrellas y su hijo siguen con vida en algún lugar más allá de Alfa Centauri.

De esta forma, unos relatos de “contacto” bastante ordinarios acaban transformándose en fantasías heroicas de virilidad juvenil. Antonio Vilas Boas aseguraba haber hecho lo mismo que cualquier otro joven saludable en la misma situación; él y Elizabeth Klarer cumplieron con su misión, ayudando a salvar de la extinción a una raza alienígena.

La ufología más ortodoxa encuentra difícil tratar con esta corriente de fondo de tipo sexual que recorre muchos de los casos más destacados. Al principio, la mayoría de los relatos de relaciones sexuales o violaciones por parte de lujuriosos hombres del espacio eran meros rumores o chismes.


Reflejaban las películas de ciencia-ficción de la época con sus carteles mostrando robots y otros monstruos llevándose frágiles damiselas semidesnudas e inconscientes. En los 80, tales encuentros se volvieron más explícitos sexualmente .

Los ufólogos científicos, más interesados por las pruebas sólidas (como señales de radar, fotografías y muestras forenses) condenaban todo este “húmedo” material como demasiado subjetivo, relegando las denuncias sobre asaltos sexuales y abducciones a los campos de la psicología y el folklore (de los que igualmente desconfiaban). La literatura contactista primigenia aportaba una rica variedad de este tipo de historias, y fuese cual fuese su validez, es una pena que haya sido tan ridiculizada y olvidada.

Quizá debido a la galopante paranoia de la Guerra Fría, o a cualquier otra cosa, la atmósfera de estas historias cambio durante los años sesenta y lo que parecía como un inocente divertimento adolescente (algo excéntrico, eso sí) fue tomando un giro más siniestro.


Cuando el ufólogo John Keel visitó distintos campus universitarios en el nordeste de los Estados Unidos a mediados de esa década, distintas jovencitas le contaron como habían sido violadas por alienígenas y algunos muchachos, por su parte, confesaron que los extraterrestres les habían extraído su semen.

Comentando los efectos posteriores al famoso caso de Pascagoula en Florida (que tuvo lugar durante la oleada OVNI de 1973 en los EE. UU.) en el número 119 de Fortean Times, Steve Sessions menciona rumores según los cuales “los Hombres de las Pinzas están violando y asesinando a personas en la zona.”

Los dos ejemplos que siguen tuvieron lugar mientras sus protagonistas se encontraban dormidos o relajados, momentos en los que la habitual censura del ego no está completamente operativa.

En el verano de 1966, Jean Sheldon de Michigan se encontraba dormilando en su coche estacionado (aparcado) cuando una enorme nave en forma de disco plateado se posó en las cercanías.


Algún tipo de rayo levitador la llevó a su interior, donde se enfrentó a tres humanoides machos. Eran altos, con ojos verdes y estaban completamente desnudos. Telepáticamente, uno de ellos le dijo:"Mi querida mujer terrícola deseamos aparearnos contigo. Será más fácil para tu personalidad si lo haces voluntariamente..."

Antes de que pudiera reaccionar ante la descarada proposición, ella fue conducida hasta una máquina en forma de cama donde la desnudaron ansiosamente. Ella hizo el amor con todos ellos, más de una vez.

Confesó haberse sentido muy excitada por su encuentro pero, al reflexionar sobre el mismo, los arrebatos de de pasión se mezclaban con sentimientos de vergüenza y repulsión. Los visitantes confesaron a Jean que su raza era compatible con la nuestra y que su encuentro había sido en interés de la ciencia. No hubo ningún embarazo y Jean se recuperó de la experiencia, aparentemente sin efectos perjudiciales.

Mientras se encontraba de vacaciones en la costa de Maine en julio de 1961, Ed mantuvo relaciones sexuales -dijo- con "una hembra alienígena de cabellos rubios en su nave con forma de vaina". Tras el encuentro, la mujer le dio una charla sobre las leyes del Universo. Según Mack, Ed recordaba como, justo antes de la abducción, él y otro amigo se sentían excitados y fantasearon sobre algún encuentro en la playa. Bajo regresión hipnótica, Ed recordó como esa vampiresa espacial dijo querer su esperma para crear bebés muy especiales.

Cualquiera que sea el origen de estos informes, tenemos que tener en cuenta que la gente, a lo largo de la historia, ha informado de contactos sexuales con todo tipo de seres sobrenaturales. O los alienígenas han estado realizando sus bestiales experimento durante milenios, o tales historias sirven para satisfacer alguna necesidad socio-psicológica profundamente asentada. Hasta que se nos facilite unas evidencias médicas más sólidas, esta última hipótesis parece más probable.

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