Philip Roth ataca de nuevo
Por Néstor Tirri
Para LA NACION
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Que los textos de Philip Roth se reediten permanentemente debe de ser síntoma de la vigencia de su autor. Ocurrió con Engaño, de 1990, que Seix Barral repuso hace poco en el mercado de lengua hispánica. Operación Shylock (1993) se reeditó con el sello DeBolsillo, el año pasado. Y Pastoral americana (1997) fue uno de los libros más vendidos por Mondadori en la década.
La puesta al día de los títulos que circulan en traducción castellana intenta calmar (o acaso estimular) la ansiedad por conocer The Humbling, recién publicada por Houghton Mifflin Harcourt en Estados Unidos. Vaya a saber con qué título este nuevo libro asomará, después, en la edición castellana: de difícil traducción, refiere a la idea de mortificación, pero también a la de la pérdida de la capacidad expresiva. Esta última acepción conforma, precisamente, el meollo de un relato breve (144 páginas) pero de serias connotaciones en la crisis de su protagonista, Simon Axler, un famoso actor de teatro que, a los 65 años, se queda "sin voz" o, cuanto menos, sin resonancia. No enmudece, pero su actuación ya no conmueve al público. También se han cerrado sus vínculos con el entorno social y con las mujeres. ¿Qué le queda?
En la jerga boxística -que a Roth le gusta- se diría "tirar la toalla". Y ocuparse de aceptar su virtual muerte; prematura, pero se impone pensar en eso. Un ocaso similar al del innominado publicitario, hijo de inmigrantes judíos, de Elegía, sólo que Simon Axler va más allá y piensa, concretamente, en el suicidio. Hasta que en su casa se instala Pegeen, la hija de unos amigos. Reza el texto: "La suya era una presencia vibrante, sólida, sana, plena de energía y, en poco tiempo, Simon no tuvo más la sensación de haber quedado solo en la tierra, privado de su talento". Se enamora de ella y renace, pero por poco tiempo; será una fugaz estación erótica que se insinúa como la mejoría que antecede la muerte.
Una peripecia intensa en un relato de corto aliento; según Roth, esta ecuación se resuelve, en la escritura, pegando una buena trompada, y apela a la expresión coloquial "to pack a wallop". A cuarenta años del suceso que significó El lamento de Portnoy, al veterano narrador no lo acosa la fatiga ni, menos aún, la sombra de la muerte, a pesar de que es el tema obsesivo de su producción reciente. La prueba es que ya tiene listo otro título: The Nemesis, a publicarse en 2010.
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lunes, 14 de diciembre de 2009
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