UN AUTOR "REFERENCIAL" Entrevista
Elliott Carter: "La música popular actual me parece muy primitiva"
El viernes cumplió 101 años. El compositor estadounidense sigue creando incansablemente. En esta conversación, habla de sus influencias, su proceso creativo, algunos hitos de su carrera y su percepción de la música actual.
Álvaro Gallegos Marino Periodista y crítico de música
Existe una antigua cita, atribuida al compositor francés Edgar Varèse, que reza: "El compositor del presente se rehúsa a morir". Nadie pareciera encarnar mejor esa frase que Elliott Cook Carter. Nacido el 11 de diciembre de 1908, Carter es una de las figuras fundamentales del modernismo y la nueva música en los Estados Unidos.
A mediados de la década de 1940, Carter abandonó la tendencia patriótica capitaneada por Aaron Copland y Roy Harris, para buscar en su fuero interno un nuevo lenguaje, el que fue perfeccionando durante un largo período. Desde su "Cuarteto de Cuerdas No.1" (1951), pasando por sus "Variaciones para orquesta" (1955), su "Concierto para piano" (1964) y su "Concierto para orquesta" (1969), la figura de Carter es referencial, y a pesar de la gran complejidad que exige su música, tanto para ejecutantes como oyentes, es uno de los compositores contemporáneos más apreciados en todo el mundo.
En diciembre del año pasado, el músico celebró su centenario con un concierto en el Carnegie Hall, donde Daniel Barenboim en piano, junto a la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por James Levine, estrenó su pieza "Interventions". Casi un año después de tan significativa conmemoración, Carter continúa creando y su salud se ve tan robusta como hace veinte años, cuando el compositor se embarcó en el período más prolífico de toda su larga carrera.
-No es común que un artista a la edad de 100 años se mantenga tan vital y creativo. Daniel Barenboim incluso se refirió a usted como un "fenómeno físico".
"Yo no pienso sobre el asunto. No es algo que me preocupe. Sólo continúo mi vida como siempre lo he hecho. No pienso en mi edad, pienso en lo que quiero escribir en música. Por supuesto, cuando uno se pone viejo hay cosas que ya no se pueden hacer, como, por ejemplo, no puedo caminar tan rápido como solía".
El tiempo, Proust y la música
-¿Ha sido la composición una fuerza, un motivo para continuar?
"Así es. Yo escribo una pieza tras otra, me mantengo siempre trabajando. Hay gente que siempre me pide que escriba nuevas obras para ellos, y yo trato de hacerlo. Hago la música que quiero hacer, escribo lo que quiero, y he podido desarrollar mi propio vocabulario, por decirlo de alguna manera".
-Usted ha tenido un especial interés por el concepto del tiempo. ¿Qué es el tiempo para usted?
"El tiempo tiene varios aspectos diferentes. Uno es el tiempo de reloj, que tiene que ver con la manera en que los planetas se mueven y como el sistema funciona. Y también está el tiempo psicológico, que es muy distinto. Por ejemplo, cuando uno duerme no tiene conciencia del tiempo. En lo personal, yo he estado muy interesado en la obra de Marcel Proust, quien tenía una preocupación con el cambio del tiempo, y cómo las personas cambian a través de él. Eso es lo principal para mí, y cuando me siento a escribir, lo hago con la idea de que la música puede ser tratada como si viviera en el tiempo. Por ejemplo, lo que hago frecuentemente es 'sugerir' lo que va a pasar más adelante en una pieza, o también puedo hacer referencia a algo que ya sucedió en el transcurso de una obra. Así se puede armar un todo, que es muy similar a la manera en que pensamos".
-Esto me recuerda a Morton Feldman, quien también tenía una fijación con el tiempo, y en sus años tardíos escribió obras muy extensas en que buscaba, de alguna manera, suspender la percepción del tiempo en los oyentes. Por ejemplo, su "Cuarteto de cuerdas No.2" que dura alrededor de cinco horas.
"Yo creo que esa obra de Morton Feldman nadie la puede experimentar, o aprehenderla en su totalidad. Una vez, él organizó un concierto de mi música en Buffalo, oportunidad en que tuvimos un debate. Feldman decía que nadie quería obras que duraran veinte minutos, y ¡la mayoría de mis composiciones duran alrededor de eso! Pienso que existen piezas que duran dos minutos, pero parece que duraran un largo tiempo. Y, al mismo tiempo, hay obras largas que parecen ser cortas, como algunas sinfonías de Beethoven".
-Usted ha sido siempre considerado una figura importante del modernismo en los Estados Unidos, pero sus obras mantienen nexos con la tradición, como la forma de concertos, cuartetos de cuerdas, incluso el uso de palabras italianas como "allegro". Es decir, usted no sintió la necesidad de romper completamente con la tradición, como lo hizo por ejemplo John Cage.
"Encuentro que mucha gente que utiliza títulos inusuales escriben música convencional. Y yo quiero hacer lo contrario, utilizando denominaciones convencionales, como por ejemplo Cuarteto de cuerdas No.1, No.2, etcétera. Así describo lo que son, el título lo dice. Utilizar títulos 'locos' para mí es algo tonto. Ahora, si usted me pregunta por John Cage, yo le diría que para mí él no era en absoluto un compositor. Era un hombre teatral e hizo cosas interesantes en esa dirección. Su música no es interesante en el sentido ordinario. Lo interesante es la forma en que sus obras se interpretaban, las situaciones que se creaban y cómo se comportaba el público. Eso es más atrayente que los sonidos que utilizaba".
-¿Qué tiene en mente cuando compone? ¿Posee algún fin expresivo?
"No busco nada especial, salvo lo que tengo en mi cabeza. El punto principal cuando compongo es que no estoy pensando en el público. Estoy más preocupado por los intérpretes. Me interesa la relación humana entre compositor e intérprete, para mí es esencial. Pienso que si a los músicos les gusta una obra, entonces es posible que al público le agrade también".
"Me gusta la música popular antigua"
-Usted ha dicho que los cineastas Jean Cocteau y Sergei Eisenstein influenciaron su concepción de la composición. ¿Nunca le atrajo la idea de escribir música para un film?
"Nunca he escrito música para una película, pero ¡nunca me lo han pedido tampoco! Sí hay directores que han hecho filmes sobre mi música, como el cineasta suizo Rudy Burckhardt. Pero él cortó y manipuló mucho mis obras, lo que me molestó bastante".
-Cuando compositores como Milton Babbitt, Mario Davidosky y Charles Wuorinen empezaron a utilizar medios electrónicos, ¿cuál fue su reacción?
"Como he dicho antes, mi interés son los intérpretes, y a mí me gusta la ejecución en vivo. No me gusta la música electrónica, nunca me ha gustado. No me interesa sentarme a escuchar máquinas. Para mí, se pierde algo fundamental en la música, que es que vive a través de las personas".
-Su "Concierto para orquesta" es considerado un hito de su carrera, y este año cumple 40 años. ¿Cómo ve usted esa obra ahora?
"¡Estoy sorprendido de que haya trascendido! Esa partitura, al igual que mi 'Sinfonía de tres orquestas', representa una gran cantidad de pasiones que tengo. Me tomó mucho tiempo escribir esa pieza. En esa época, mi gran preocupación era poder encontrar la manera exacta de comunicar lo que yo quería en términos musicales. El 'Concierto para orquesta' es una obra muy elaborada y, además, posee una forma muy inusual. Hay muchas cosas diferentes sucediendo al mismo tiempo, concatenadas y seguidas unas de otras. Es como un gran 'sándwich' de música".
-En su juventud usted asistió al estreno americano de la ópera 'Wozzeck' de Alban Berg, donde usted se sentó al lado de George Gershwin, pero entiendo que usted no se atrevió a hablarle. ¿Tuvo la oportunidad de conocerlo posteriormente?
"No, nunca lo conocí después. Me arrepiento de no haberle hablado en esa oportunidad, porque me gusta mucho su música, hasta el día de hoy. Todas las obras de Gershwin me fascinan".
-A propósito de Gershwin, usted también ha manifestado un amor por el llamado "Gran Cancionero Americano" y músicos como Irving Berlin, Jerome Kern y Cole Porter.
"Sí, eran grandes compositores. Me gusta todo eso, lo que yo denomino la 'antigua música popular'. No me interesa lo que sucede en el mundo popular actualmente. Todo me parece muy primitivo. Al igual que John Cage, parecieran que están más preocupados de las palabras y la imagen, que de la música. Yo no tengo mucho contacto con la música popular, pero cuando la escucho en la radio o en la televisión, simplemente no me gusta".
-Además, yo sé que en su juventud usted tuvo un gran interés por el jazz. En particular por el pianista Art Tatum.
"Sí, a él también lo agruparía dentro de esta 'antigua' música popular. Tatum era un pianista extraordinario, e inventó cosas maravillosas e inusuales para la época. Su forma de tocar era muy especial. Él simplemente movía sus dedos y algo extraordinario resultaba".
"No hay una tradición musical estadounidense"
-Mucho se habla de que Estados Unidos no tiene una "tradición" artística en lo musical, como en ciertos países europeos. Algunos hablan de que la música norteamericana está conformada por una serie de individualistas.
"Uno de los problemas con los Estados Unidos, es que efectivamente no posee una tradición nacional, sino una serie de tradiciones desarrollándose al mismo tiempo. Es distinto a lo que sucede en Italia, Francia o Alemania. A la música estadounidense no la podemos definir. Ives solía citar melodías de marchas, canciones patrióticas, himnos y otro material, lo que a mí me parece una manera infantil de enfrentar el asunto. Y pienso que se puede decir que hay nombres individualistas, lo que es un reflejo de la sociedad americana. Esto no sólo se da a nivel de artistas, pero también se puede ver en, por ejemplo, nuestros presidentes. Barack Obama es una figura individualista, así como también lo era Bill Clinton".
-¿Cree usted que la sociedad se ha vuelto más compleja en el siglo XXI? ¿Se refleja eso en las relaciones humanas?
"Lo que yo veo es que la sociedad pareciera volverse más compleja, pero en realidad se está simplificando. Casi todo se ha vuelto más simple y tenemos todas esas máquinas que hacen el proceso de pensar por nosotros. A nadie se le exige recordar. Por esto, la sociedad, desde cierto punto de vista, se ha tornado más primitiva de lo que solía ser. La gente está dependiendo mucho de la tecnología y eso me inquieta un poco. Yo creo que todo ese concepto de 'sociedad de masas' no fue pensado cuando se formó la democracia americana. Lo cierto es que la sociedad es muy distinta actualmente y eso me preocupa a veces".
Componiendo a los 101...
-¿Puede contarnos algo sobre qué está escribiendo en estos momentos?
"Tengo un amigo que enseña en la Juilliard dirige un quinteto de vientos y estoy escribiendo para ellos. Un quinteto desde un punto de vista muy diferente, donde cada intérprete toca dos instrumentos. Por ejemplo, el flautista dobla en piccolo y el fagotista toca también contrafagot, y así. Se puede lograr de esta manera, una serie de sonidos inusuales, por lo que no sonará como un quinteto de vientos ordinario. En esta pieza lo que me interesa es alejarme de la forma que alterna un movimiento lento con un movimiento rápido. Quiero mezclar las dos cosas, un poco de música rápida con un poco de música lenta. Estoy experimentando con eso. Hay un poco de eso en mi "Concierto para Orquesta", pero no lo he hecho mucho desde entonces."
Diario El Mercurio Chile
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jueves, 17 de diciembre de 2009
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