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martes, 15 de diciembre de 2009

“Pondrá en venta a Chile”

El actual secretario general del PC chileno señala que un eventual gobierno de Piñera profundizará la política neoliberal. Y que Frei debe proponer “lineamientos claros y novedosos” si quiere ganar el próximo 17 de enero.


Por Christian Palma

Desde Santiago

Lleva la hoz y el martillo en el pecho desde los años ochenta, cuando en plena dictadura de Pinochet participaba en las Juventudes Comunistas y se enfrentaba al tirano desde la clandestinidad. “De otra manera uno desaparecía.” Es Lautaro Carmona, actual secretario general del PC chileno y que el domingo, junto a otros dos “compañeros”, le dobló la mano a la historia tras ser elegido diputado luego de 37 años de sequía comunista en el Congreso.

De profesión cientista político, dedica su triunfo al pueblo, los trabajadores y a dos emblemáticos del color rojo que ya no están: Volodia Teitelboim y Gladys Marín. Como actor privilegiado de los acontecimientos políticos vividos en este país el pasado domingo, el electo diputado dice que es fundamental que la Concertación proponga lineamientos claros y novedosos para reencantar a la ciudadanía si quiere triunfar en el ballottage del 17 de enero. Y tal como lo dijo su candidato, Jorge Arrate, que logró el 6 por ciento en la elección presidencial, se debe lograr un acuerdo amplio de todas las fuerzas progresistas para derrotar a la derecha. Incluyendo, por cierto, a los adherentes de Marco Enríquez-Ominami, por más que este último los dejara en libertad de acción. Con todo, ese 6 por ciento comunista será la niña bonita de la segunda vuelta.

–¿Qué se siente romper primero una historia de 37 años y luego al perverso sistema binominal chileno?


–Una gran satisfacción, pues ganamos una lucha a la exclusión que impedía la representación parlamentaria a una fuerza que tiene clara raigambre en el mundo sindical, los derechos humanos, los pobladores y los estudiantes, pero que para potenciarse necesitaba la representación en el Congreso. Si bien apelamos a un acuerdo político con la Concertación, toda vez que la derecha no quiso reformar el sistema electoral, fue la ciudadanía la que en su voluntad rompió esto. Ahora tenemos una gran responsabilidad porque las expectativas de los trabajadores se sostienen en que la representación del Partido Comunista permita que temas postergados sean de debate parlamentario y que vayan en beneficio de los trabajadores y el pueblo en general.

–¿Cuáles serán los planteamientos fundamentales de esta bancada comunista en la Cámara baja y quiénes serán sus principales socios frente a la derecha?


–Tendremos la independencia propia del PC, que forma parte de la izquierda en el Juntos Podemos. Instalaremos los temas de la izquierda en esta batalla por arrinconar el ganado del neoliberalismo. Todos quienes coincidan en eso serán parte de una actividad común como un sistema laboral que les regrese la capacidad de negociación a los sindicatos, que termine con la legislación arbitraria y proempresarial que ha derivado en una persecución caníbal frente a los dirigentes. Además queremos terminar de democratizar el sistema político, acabando con el sistema binominal y pasando a uno proporcional que tenga representación directa según la incidencia en la sociedad, fomentar el derecho a votar fuera de Chile, la inscripción electoral automática y la revocabilidad de quienes ostentan cargos de elección popular y traicionan las promesas de campaña.

–¿En lo económico qué plantean?


–La defensa de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco, la empresa productora de cobre estatal más grande de cobre del mundo y principal entrada de recursos al Estado chileno) como empresa del Estado y crear condiciones para renacionalizar la minería, una política medioambiental de Estado que incluya el agua como derecho humano en la Constitución, entre otros tópicos.

–¿El pacto contra la exclusión qué significa en concreto para el ballottage?


–No es vinculante. La dirección del Juntos Podemos está tomando en cuenta las opiniones del candidato Jorge Arrate para iniciar un diálogo en la perspectiva de construir un acuerdo para derrotar a la derecha en segunda vuelta. Pero eso debe significar una reacción muy activa del equipo que sostiene la candidatura presidencial de Eduardo Frei, donde se tiene que construir un acuerdo programático mínimo que potencie las posibilidades del pueblo y los trabajadores.

–¿Existen esos puentes?

–La necesidad, desde la perspectiva de la Concertación, es absoluta. Siempre ha existido espacio para conversar. Creemos que llegó la hora de poner en el centro los grandes intereses, que puedan reencantar, justificar y explicar por qué esta gran convergencia contra la derecha más reaccionaria y neoliberal.

–¿Qué le parece que el ex socialista Marco Enríquez-Ominami, que salió tercero en primera vuelta, no convocara a sus electores para votar por Frei, allanando aún más un triunfo de la derecha?


–Para nosotros no es lo mismo quién gobierne Chile. No tanto por nosotros, que tenemos el rigor de 17 años de dictadura, 37 años sin parlamentarios, entre otros puntos, sino que lo medimos por la consecuencias que tendrá para el pueblo. Si hay una fuerza que puede lograr acuerdos que beneficien a los trabajadores, renunciar a eso me parece un ejercicio que puede ser muy complejo y muy cruel con la gente. Puede ser que Frei no cautive a los militantes, pero uno puede orientar, convocar y cada uno votará soberanamente, no sólo hay que pararse en las expectativas de los resultados que se dieron, pues aquí hay más que eso. A mí no me da lo mismo retroceder violentamente en las conquistas de los trabajadores, por eso hacemos este esfuerzo.

–¿Qué significa para usted que Piñera gane la presidencia?

–Se completaría el control total, por la vía de un ejercicio de un poder electo, con los poderes fácticos (mediático, económico) y ciertos espacios internacionales. Se profundizará a niveles exagerados y muy peligrosos la aplicación de una política neoliberal, como en los mejores tiempos de éste y, por tanto, en los peores tiempos del pueblo. Ese es el peligro real, transformar Chile en una gran empresa en venta, bajo los dictámenes norteamericanos como potencia imperial. Oponerse a eso debe ser el compromiso de Frei.

–¿Por qué Piñera ganó entonces la primera vuelta?

–No es ningún secreto que la Concertación como coalición está desgastada. El efecto de Enríquez-Ominami tiene que ver con eso. Pienso que ese desgaste incluso alcanzó al entusiasmo con que se trabajó en la carrera presidencial en primera vuelta. Además, es evidente que con tres candidaturas con juicio crítico a la derecha, sucedería algo parecido a lo que sucedió en 2005 con los candidatos de derecha Joaquín Lavín y Sebastián Piñera respecto de Michelle Bachelet, que finalmente terminó ganando. Pero el tema es más complejo y tiene que ver con el agotamiento que produjo distorsión, fugas y una falta de encantamiento que han sostenido anteriores campañas de la Concertación.

–¿Gana la Concertación en segunda vuelta?

–Dependerá mucho de si la Concertación da un giro profundo y con qué van a reencantar a la ciudadanía. Si es así, compromete nuestro aporte y tendremos que ir a un puerta a puerta casa por casa, como lo hicimos los tres candidatos comunistas que ganamos el domingo.

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