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domingo, 13 de diciembre de 2009

Cien años discutiendo las mismas cosas
A 102 años del descubrimiento del petróleo en Argentina, el debate sobre el autoabastecimiento se repite desde hace décadas. Víctor Bronstein, un especialista, plantea que el país está quedando afuera de los debates estratégicos.


Por Raúl Dellatorre

El nuevo aniversario del descubrimiento del petróleo en Argentina parece encontrar al país, y en particular al sector, discutiendo los mismos temas desde hace décadas: regulación estatal versus libertad de mercado, incentivos a la inversión versus precios accesibles de los combustibles, y las condiciones para lograr el autoabastecimiento petrolero. Para Víctor Bronstein, especialista y director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, estos planteos apuntan únicamente a la coyuntura y no toman en cuenta una mirada de mediano y largo plazo ni, mucho menos, el debate estratégico mundial actual en torno del tema. “El dilema está en cómo pensar hoy la cuestión, cuando la problemática mundial pasa por la seguridad energética y nosotros seguimos detenidos en discusiones menores”, expresó en una entrevista concedida a Página/12.

–¿A la Argentina le está faltando un enfoque estratégico al debatir sobre energía?

–El tema sigue pensándose exclusivamente desde la coyuntura política. Por ejemplo, aparecen ocho ex secretarios de energía y, con oportunismo y por simple interés de hacer oposición, critican al Gobierno sobre temas que ellos no supieron resolver cuando estuvieron al frente del área. En este tipo de críticas, no aparece ni el más mínimo planteo o referencia a la problemática mundial, cuando la seguridad energética pasó a ser uno de los ejes centrales de la política internacional.

–¿Por qué considera que el debate sobre el autoabastecimiento petrolero ya no es fundamental?

–Argentina vivió el tema del autoabastecimiento como una cuestión crítica durante todo el siglo XX. Cada una de las guerras mundiales puso en riesgo el abastecimiento energético. En la Primera se cortó el suministro del carbón que venía de Gales. De la discusión de esa época alumbró un nacionalismo petrolero que le dio origen a YPF. La Segunda Guerra fue, también, la segunda gran crisis energética. En los ’40, la discusión era el autoabastecimiento. Pero Juan Domingo Perón tuvo una visión distinta, no concebida desde el nacionalismo petrolero sino percibiendo que la cuestión era la energía como un todo. Y ahí está la diferencia: plantear el tema energético como un todo o encerrarlo en si el país se va a autoabastecer de petróleo o no.

–El sistema sociopolítico y el fluido de energía son términos de una misma ecuación. En términos históricos, podría decirse que la sociedad industrial se desarrolló cuando logró liberar la energía almacenada en los combustibles fósiles. Vivimos en la civilización del gran consumo energético. El problema es que esa disponibilidad sin límite de fuentes de energía fósil empieza a tener inconvenientes. El modelo de vida de esta civilización es Estados Unidos, un país que dispone del 5 por ciento de la energía mundial pero consume el 27 por ciento. Si todo el mundo imitara los parámetros de consumo estadounidense, sencillamente explotaría. ¿Argentina se está quedando afuera de la discusión mundial en el tema energético? ¿Nos quedamos con discusiones del pasado sin advertir los problemas de más largo plazo?

–Ese otro debate es el de la seguridad energética, y aquí parece que no está. Si en los países centrales la cuestión energética es uno de los tres ejes principales de su política exterior, si Estados Unidos atiende la política energética no como sector económico sino desde el Departamento de Seguridad, es que estamos ante una cuestión estratégica que debería abordarse desde otro enfoque.

–¿Cómo se pasa de la discusión del autoabastecimiento petrolero al de la seguridad energética? ¿Cómo se explica, más allá de decir que es lo que le preocupa a Estados Unidos?

–Primero, hay que advertir que el petróleo se agota en el mundo. Pasamos la etapa de peak oil, es decir el punto de mayor producción posible de petróleo: las nuevas reservas que se descubren no compensan las que se agotan. Esa es la gran novedad histórica. Segundo, desde una mirada regional, Latinoamérica es una región sustentable energéticamente, una característica propia poco común en el mundo. O cuida el recurso y lo utiliza en beneficio propio, o se lo quedan otros. Por eso la importancia de verlo regionalmente y no encerrarse fronteras adentro.

–Se entiende la importancia estratégica. ¿Pero qué deberían hacer las autoridades para imponer el tema en la discusión política interna?

–Abrir un debate sobre al conveniencia o no de tener un ministerio de energía, por ejemplo. Un ministerio para estudiar, planificar, buscar la integración regional. Discutir el tema de las empresas estatales, o si es mejor idea que sean de capitales argentinos con capacidad de inversión pero sometidos a una planificación nacional. El planteo central debe ser generar un sistema sustentable y confiable, que permita acceder a los recursos energéticos para garantizar un desarrollo y una dinámica productiva y social. En resumen, asegurar el dominio de la energía, que empieza a ser el recurso crítico.

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